MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO


Colaboración de la Universidad Complutense en la investigación y edición de los



Manuscritos de Qumrán


Julio Trebolle Barrera

Director del Instituto de Ciencias de las Religiones (UCM)




En la serie de Oxford Discoveries in the Judean Desert en la que se editan los Manuscritos del Mar Muerto, acaba de aparecer el volumen XIV de textos bíblicos de la Cueva IV. Colaboran en el mismo los miembros del equipo internacional de edición de estos manuscritos E. Ulrich (Notre Dame), F.M. Cross (Harvard), E. Tov (Jerusalem), S.W. Crawford (Albright College) y J.A. Duncan (Princeton) y Julio Trebolle Barrera, de la Universidad Complutense. El editor, E. Ulrich, agradece en el prólogo el apoyo prestado a los trabajos de investigación por parte de la Universidad Complutense, junto con las otras universidades antes citadas y otras instituciones académicas: The American Council of Learrned Societies, the Center for Jewish Studies at the University of Pennsylvania y the American Schools of Orientals Research. Expresa de modo especial el agradecimiento a S.M. la reina doña Sofía, que presidió la Sesión de Clausura del Congreso de Manuscritos del Mar Muerto celebrado en El Escorial en 1991.

Este Congreso, organizado por la Universidad Complutense, constituyó un punto decisivo de inflexión en el proceso de investigación y de colaboración entre los investigadores de varios países. Así se reconoce en el mismo prólogo: «The Congress, as rich in elegant hospitality as in academic productivity, suceeeded in providing a significant impetus to the publication of the scrolls as well as a new level of valuable interaction and communication of knowledge among the individuals in the various countries publishing and interpreting the scrolls.» El editor general agradece a los profesores del Departamento de Estudios Hebreos y Arameos de la UCM, Luis Vegas Montaner, Javier Fernández Vallina y a quien firma estas líneas el trabajo de organización llevado a cabo para el feliz éxito del Congreso y la publicación de los trabajos del mismo.

Los manuscritos de la Biblia hebrea

El volumen aparecido, que será seguido por otros dos, contiene la editio princeps de 24 manuscritos bíblicos de la Cueva IV correspondientes a los libros de Deuteronomio, Josué, Jueces y Reyes. Estos textos son aproximadamente mil años más antiguos que los manuscritos hebreos conocidos hasta el presente.

El estudio de los manuscritos bíblicos de Qumrán ha demostrado que, en la época inmediatmente anterior a la aparición del cristianismo, la tradición textual bíblica era mucho más plural y variada de lo que cabía imaginar hasta ahora. Así, por ejemplo, el manuscrito 4QJudgesª ha sido saludado por E. Tov, editor principal del equipo, como uno de los más importantes manuscritos bíblicos hallados en Qumrán, pues da a conocer un texto antiguo más breve que el transmitido por el texto tradicional conservado en el judaísmo. Prueba que el libro de los Jueces, como otros libros bíblicos, tuvo un largo proceso editorial y admitió a lo largo de un tiempo interpolaciones diversas.

Otros manuscritos publicados recientemente demuestran que algunos libros bíblicos, como el de Jeremías, conocieron una segunda edición, generalmente «corregida y aumentada». Algunos de los manuscritos dados a conocer recientemente ofrecen textos que se sitúan en las fronteras de lo que más tarde llegó a ser el texto autorizado o canónico de la Biblia. Contienen extractos de textos jurídicos, litúrgicos, aggádicos, etc., muy emparentados con los textos bíblicos.

Técnicas de análisis de los manuscritos

Los estudios más actuales y llamativos se refieren a las técnicas de análisis de los manuscritos. Acaban de hacerse públicos ('Atiqot 28, 1966) los resultados de un nuevo análisis de radiocarbono y d13C, ampliado a 14 manuscritos en pergamino y 4 en papiro. Para mayor control se incluyeron en el análisis algunos manuscritos cuya fecha es bien conocida gracias a datos contenidos en los propios manuscritos. Los resultados confirman las fechas que el estudio paleográfico había asignado a los diferentes textos.

Próximos congresos ofrecerán nuevos informes relativos al desarrollo de una técnica que permite leer en imagen plana en texto enrollado del Rollo de Cobre, a la aplicación de técnicas de radar en la investigación arqueológica, al análisis del ADN de la piel de los pergaminos, con lo que se espera poder «casar» mejor los pequeños fragmentos del inmenso rompecabezas que es la biblioteca de Qumrán, etc. Se anuncia la edición de una «biblioteca electrónica» de Qumrán en CD-ROM, que incluye una colección computerizada de imágenes digitalizadas de todos los manuscritos, transcripciones, traducciones, concordancias, diccionarios y bibliografías para estudio (Oxford-Leiden-Utah).

No hay misterios ocultos, pero sí muchos agujeros negros

Hasta hace unos años, los estudiosos se quejaban de que los volúmenes de edición largo tiempo anunciados no aparecían nunca. Ahora se quejan de que no tienen dinero para comprar ni tiempo para digerir los volúmenes que aparecen a ritmo frenético, además de toda la literatura científica que los mismos generan.

En cuatro años, han aparecido siete grandes volúmenes y, en este año 1996, aparecerán otros cuatro. Han sido publicados también el primero de cinco volúmenes que integran la publicación definitiva de las excavaciones arqueológicas de Khibert Qumrán, una edición facsímil en microfichas, una colección completa de fotografías de los manuscritos, una edición de los textos realizada por ordenador sobre las concordancias elaboradas por los editores, traducciones a diversas lenguas, etc. Las nuevas técnicas de estudio y edición mediante ordenador han facilitado la publicación de un trabajo ingente que había sido ya iniciado en la década de los ochenta por un equipo ampliado de investigadores.

Se espera que en los cuatro o cinco años se complete la edición de los 34 volúmenes previstos. Se proyecta también la reedición de los 7 volúmenes publicados en los primeros años de investigación sobre Qumrán.

Ya no cabe decir que exista o haya existido ocultación de los manuscritos por manos negras movidas desde instancias religiosas, políticas, editoriales o académicas, o de todas ellas confabuladas.

Lo que resta por publicar constituye un sinnúmero de fragmentos de manuscritos, plagados de lagunas,, que hacen muy difícil la reconstrucción del manuscrito y la interpretación de su texto. Los agujeros son a menudo, sin embargo, muy elocuentes. El manuscrito 4Juecesª presenta una laguna a la altura de la línea cuarta (fotografía). En el espacio de texto perdido, no caben más de diez caracteres hebreos, que no pueden ser otros que los correspondientes a una lectura «breve», ‘[yn mispar wy]'w, atestiguada únicamente por una variante de la Vetus latina, quoniam non erat numerus.

Colaboración entre múltiples disciplinas

El estudio de los manuscritos exige la colaboración entre especialistas en lenguas muy diferentes (hebreo, arameo, siríaco, armenio, etiópico, copto, griego o latín), así como en campos de estudio muy diversos: arqueología, epigrafía, y paleografía, historia en todas sus facetas, literatura en sus múltiples géneros, historia de las ideas y de las religiones, etc. Los estudiantes que inician sus tesis doctorales han de pasar un tiempo previo especializándose en lenguas y haciéndose con el dominio de un terreno bien acotado de datos para la investigación posterior.

Los trabajos de edición de los manuscritos suponen un avance paralelo en la tarea de interpretación del contenido de los mismos. El momento actual es de análisis minucioso de los innumerables datos que están saliendo a la luz. Las visiones de síntesis avanzadas en los primeros años de la investigación sobre Qumrán resultan ahora insuficientes o parciales. Se está lejos todavía de lograr una visión sintética de lo que representa la biblioteca de Qumrán y, más lejos aún, de alcanzar un panorama completo sobre la historia del judaísmo y de los orígenes cristianos en los siglos que precedieron y siguieron al cambio de era.

Este panorama ha de recoger además los resultados de otros muchos hallazgos arqueológicos realizados en Jerusalén, en Palestina y el antiguo Oriente Próximo. Obliga a reinterpretar las relaciones entre todas las fuentes judías, cristianas, orientales y grecolatinas del período helenístico y fuerza también a repensar los presupuestos hermenéuticos de toda la labor de interpretación moderna, condicionada muchas veces por los planteamientos de la propia disciplina o escuela, el mundo de ideas religiosas judías o cristianas, los planteamientos intelectuales de un determinado momento o de una tradición académica (germana, anglosajona, latina o semítico-oriental), etc.

Hipótesis llamativas pero insuficientes o desvariadas

En estos años, han hecho mucho ruido hipótesis que difícilmente pueden explicar el conjunto de lo hallado en Qumrán. R. Eisenman y también los periodistas Baigent-Leigh, que airearon la especie de una conspiración vaticana contra la publicación de los manuscritos, resucitaron una vieja teoría ya propuesta por J. L. Teicher y desautorizada por H.-J.Schoeps. Según esta teoría, los textos de Qumrán procedían de ambientes judeocristianos o ebionitas. Los análisis de radiocarbono antes aludidos no permiten una datación tan tardía, en época cristiana, de los manuscritos. Algunas de las copias proceden del siglo I d.C., todos los manuscritos hallados en Qumrán corresponden a obras de autoría judía y de época precristiana. La identificación que Eisenman propone, de Santiago, «hermano del Señor» (Cristo), como el «Maestro de Justicia», y de Anás II como el «Sacerdote impío», a los que se alude en los textos de Qumrán, es producto de la fantasía propia del género de ciencia-ficción.

La hipótesis que convierte el yacimiento de Qumrán en una fortaleza zelota o la que hace de este lugar una «villa» de recreo para saduceos, no tienen base suficiente en la arqueología (no se encuentran, por ejemplo, murallas ni otros elementos propios de una fortaleza) y no explican la conexión existente entre el asentamiento de Qumrán y los rollos encontrados en las cuevas próximas con las jarras típicas, los tinteros y el material inscrito hallado en el propio yacimiento, etc. La hipótesis de Golb, avanzada ya por Rengstorf, según la cual la biblioteca de Qumrán procedía de Jerusalén o de la biblioteca del Templo y representaba la producción literaria de todo el judaísmo de la época, tampoco ha sido aceptada por la generalidad de los estudiosos. Es cierto, por otra parte, que no todos los manuscritos fueron escritos en Qumrán y que bastantes de ellos son anteriores o corresponden a obras existentes antes de la creación de la comunidad de Qumrán a mediados del siglo II a.C.

Es significativo que en Qumrán no aparezca ningún escrito fariseo o saduceo y sean, por el contrario, numerosos los textos atribuidos a los esenios. La mayoría de los investigadores piensa que se trata de un asentamiento esenio, aunque no resulta fácil compaginar los escasos datos de las fuentes clásicas con los hallazgos arqueológicos y las nuevas fuentes manuscritas.

El judaísmo anterior al judaísmo rabínico

Los manuscritos de Qumrán ofrecen un testimonio de primera mano y de primerísima calidad para el conocimiento de la historia del judaísmo clásico y de los orígenes del cristianismo en el marco del judaísmo del período helenístico.

Una de las discusiones más vivas actualmente, basada en un texto publicado en 1994, se refiere al origen saduceo o esenio de este escrito y de la comunidad de Qumrán. Se trata de una carta o tal vez de un tratado escrito por el famoso «Maestro de Justicia», fundador de la comunidad de Qumrán. Esta «Carta haláquica» (Miqtsat ma`ase ha-tora) enumera una veintena de normas jurídico-religiosas en las que los «qumranitas» apoyaban su separación cismática respecto a las autoridades religiosas de Jerusalén. Se refieren en gran parte a cuestiones relativas al espacio y al tiempo sagrado. La toma de posición de los qumranitas es siempre extremadamente rigorista: en el templo de Jerusalén, por ejemplo, sólo pueden ser admitidos los israelitas físicamente íntegros y en estado de pureza ritual; los no judíos y los minusválidos no pueden entrar en el recinto sagrado. este escrito critica la actitud más liberal sostenida por los fariseos, por lo que, según H.-L. Schiffmann, debería ser atribuido al ámbito del saduceísmo. El estudio de las relaciones entre sadoquitas, saduceos, hasidim, esenios, fariseos, celotas y demás grupos judíos de la época constituye uno de los campos más interesantes y complejos de la investigación de Qumrán.

La discusión sobre los orígenes esenios del cristianismo

La posición de los primeros judeo-cristianos en este mosaico de grupos judíos es una de las cuestiones que suscitan mayor interés. Son muy llamativos los numerosos paralelos y coincidencias entre textos esenios de Qumrán y textos cristianos del Nuevo Testamento. Un texto publicado recientemente contiene, por ejemplo, una frase que recuerda mucho a otra del evangelio de Lucas: «Será denominado hijo de Dios, y le llamarán hijo del Altísimo». Algunos textos interpretados como claras alusiones a figuras cristianas y a un supuesto Mesías muerto como el Cristo crucificado han producido gran revuelo en los medios de comunicación, especialmente en Norteamérica. Al final se ha visto que todo el revuelo se diluía en una confusión gramatical. Resulta que el texto en cuestión, «Destrucción de los Kittim» (4Q285) forma parte del Libro de la Guerra y no dice que «matarán» al Mesías, sino que éste matará al enemigo en los tiempos escatológicos. Los esenios de Qumrán no podían concebir un mesías perdedor sino únicamente victorioso.

La frase de Renán, «El Cristianismo es un esenismo que alcanzó el éxito», no se ha visto refrendada en Qumrán. Las diferencias pesan más que las coincidencias. El influjo esenio parece haber sido mayor en sectores de la segunda generación cristiana que en las figuras de Jesús y de Juan Bautista, que pudieron conocer el esenismo extendido por Palestina más que el propio de la comunidad de Qumrán.

Quisiera señalar aquí, a modo de ejemplo, uno de los muchos campos que se abren al estudio en relación con los orígenes del cristianismo. Los manuscritos de Qumrán han dado a conocer, aunque sólo sea fragmentariamente, una vasta literatura apócrifa en arameo. Hasta ahora se conocía una vasta literatura apócrifa en griego y una literatura judeohelenística, que constituyeron el puente de unión del judaísmo con el mundo griego, el mismo por el que transitó más tarde el cristianismo en su difusión por el mundo grecorromano. Ahora es posible reconstruir otro puente, el que enlazaba al judaísmo precristiano con el mundo de habla aramea. Por este puente pasaron ideas del mundo oriental antiguo al cristianismo y por él pasó también el cristianismo en su difusión por el mundo semítico.

Los escritos en lengua aramea se refieren preferentemente a figuras y personajes prediluvianos como los gigantes, los ángeles, Enoc, Amrán y Noé o constituyen textos apocalípticos que presentan una perspectiva más universalista que la puramente referida a Israel. Por el contrario, las obras escritas en hebreo se refieren preferentemente a personajes israelitas posteriores a Moisés y ofrecen una perspectiva judía y particularista más acentuada. Aquella literatura en lengua aramea contiene gérmenes universalistas desarrollados más tarde en la literatura cristiana.

Los manuscritos de Qumrán ofrecen numerosos campos de investigación, en los que se puede desarrollar el trabajo de Institutos como el de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense.

  • Texto publicado en Gaceta Complutense, mayo-junio 1996 nº 116, pp. 14-17.

    Qumrán en la Red

    Orion Center
    for the Study of the Dead Sea Scroll

    The Hebrew University of Jerusalem
    Scrolls from The Dead Sea
    The Ancient Library of Qumran and Modern Scholarship

    an Exhibit at the Library of Congress, Washington, DC
    The Taylor-Schechter Genizah Research Unit
    Cambridge University Library
    Una interesante colección de material hebreo de diferentes épocas

    El URL de este documento es http://www.ucm.es/OTROS/especulo/numero4/qumran.htm