Nota necrológica de...


NATHAN H. KNORR


Aparecida en La Atalaya de 1 de Agosto de 1977, pág. 459



ES CON una complejidad de sentimientos que se hace el anuncio de que un fiel siervo de Jehová, el hermano Nathan H. Knorr, después de muchos meses de enfermedad, murió al anochecer del 8 de junio de 1977. Su proceder celoso y firme durante muchos largos años es un excelente ejemplo de una persona que miraba “directamente adelante.” Sus caminos estaban ‘firmemente establecidos,’ y él no ‘se inclinaba a la derecha ni a la izquierda.’ (Pro. 4:25-27) A los que estaban en contacto estrecho con él siempre les daba el estímulo de “tener fuertemente asida nuestra franqueza de expresión y el jactarnos en la esperanza firme hasta el fin.”—Heb. 3:6.

aEl hermano Knorr nació el 23 de abril de 1905. Fue bautizado el 4 de julio de 1923, y entró en el servicio de Betel el mismo año. Desde 1932 en adelante ocupó varios puestos de responsabilidad en guiar la actividad de los testigos de Jehová, y en 1942 llegó a ser el presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania. Contrajo matrimonio con Audrey Mock el 31 de enero de 1953. Sus aptitudes naturales en organizar y dar expansión a la obra fueron plenamente utilizadas en la superintendencia de las sucursales de la Sociedad por todo el mundo, para lo cual hubo de viajar frecuente y extensamente, así como pronunciar conferencias. El aspecto educativo de nuestra obra cristiana recibió adelanto especial durante los años en que él sirvió de presidente. En 1943 tuvo que ver con el establecimiento de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower para el entrenamiento de misioneros. Tuvo el privilegio de ver aumentar la cantidad de los Testigos desde 115.240 en 1942 a 2.248.390 en 1976.

Aunque la muerte trae consigo un sentido de pérdida y la necesidad de consuelo, sin embargo nos regocijamos por el hermano Knorr, especialmente en vista del registro que se hizo de amor al pueblo de Dios y a la obra de Dios, manifestado por celo incansable y la disposición a gastarse hasta el mismo fin. Nos regocijamos más aún porque estamos viviendo en el día en que los que tienen la esperanza celestial, al terminar su carrera terrestre, son “cambiados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos,” y son “levantados incorruptibles.” (1 Cor. 15:51, 52) Que la esperanza de vida eterna en el reino de Dios haga que nosotros también ‘tengamos fuertemente asida la confianza que tuvimos al principio firme hasta el fin.’—Heb. 3:14.

Nota de la dirección de esta Web:

“Firme hasta el fin” Pero, firme ¿en qué? El Sr. Knorr, según relatan muchos de sus correligionarios fue un elitista, amante de del buen vivir, y las artes. En su residencia en Brooklyn, (planta alta del edificio) además de asistentes que le mantenían limpio su estancia, se rodeaba de cuadros de pintura de gran valor y otros lujos, como los de cualquier alto dirigente de una empresa.
Este tipo de privilegios, difícilmente se descartan ante la más mínima duda de que lo que se produce y vende, contenga graves defectos de forma. El Sr. Knorr conocía muy bien de esos graves defectos, pero era un burócrata obsesionado con el crecimiento y expansión de la organización que presidía, y se mantuvo “firme hasta el fin”, cuando un cáncer le desequilibró sus esquemas y lo llevó al desvario.
En su afán de crecimiento, no lo importó utilizar técnicas de marketing, incluso mentiras, para conseguir la compra de edificios en las mejores condiciones, incluso fingiendo desinterés para rebajar costes.
“Firme hasta el fin” en la mentira, en la tozudez, en el empecinamiento por proteger los intereses financieros y comerciales de su empresa. Si eso mérito, alabemos su firmeza.


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