¿Un discurso fantasma? ¿Quién lo escribió? La historia de un gran obispo y de una gran mentira


    Ha circulado en la red desde hace ya bastante tiempo, hospedado en general por sitios de apologética cristiana de particular oposición a la Iglesia Católica, un supuesto discurso que habría pronunciado en las sesiones del Concilio Vaticano I el obispo croata Josip Juraj Strossmayer. Al leer este discurso por primera vez me sorprendió que un obispo dijera semejantes cosas en un concilio universal: en efecto, el discurso está plagado de errores, disparates históricos, verdades a medias, omisiones garrafales, cosas todas que no se esperan de alguien que haya estudiado un poco de teología, historia o patrología. Al momento no me interesé más del asunto: finalmente, las herejías han aparecido hace ya dos mil años; todos podemos volvernos locos, o convencernos que dos más dos son cinco: esa es la condición humana. Este Strossmayer habría caído en el error, y basta. ¿Acaso en un concilio todos tienen que estar de acuerdo? Sin duda que en la historia de los concilios (comenzando por el de Jerusalén - Hechos 15) más de uno opinó en contra de lo que luego se definiría: de eso se trata, de hablar sobre temas debatidos, no sobre lo que nadie duda (así comenzaron TODOS los concilios, incluso Hechos 15).

El Obispo Strossmayer (retrato)    Pasando algunos años, distintos factores hicieron que volviera a mis manos el "famoso discurso". Esta vez ya no lo pude creer: "ese discurso es una sarta de estupideces, ningún obispo por muy hereje que sea hubiese escrito y pronunciado algo así, los herejes son más cuerdos que ese Strossmayer", pensé. Me vino la duda: "¿y si ese discurso es un invento...?" A engrosar las dudas ayudó el aporte un querido amigo de España, L.F.P, ex cristiano evangélico. Este amigo me aseguró que, en realidad, ese discurso nunca existió. De modo que, aprovechando me encuentro cerca de las bibliotecas más grandes del cristianismo, decidí dedicar algún tiempo a la búsqueda del "famoso" discurso de  Strossmayer, y de cualquier material que sirviera para esclarecer la verdad histórica. A priori, porque uno confía en la buena voluntad e intenciones de la gente (máxime cristiana), aceptaba yo "el hecho" de tal discurso según lo publican los dichos sitios. Lo que encontré fue una gratísima sorpresa: no sólo el Obispo Strossmayer no fue ningún violento hereje, sino que se trata de un gran hombre de Iglesia, un luchador incansable por la unidad de los cristianos, un gigante de la cultura eslava, un genio político, un padre para su pueblo y un precursor del Concilio Vaticano II. De modo que aprovecho este espacio para aportar un grano de arena en el deber de limpiar un poco su nombre. Que desde la gloria se acuerde de nosotros con poderosa intercesión.

PRIMERA CONCLUSIÓN: El dicho discurso no existe, es un fraude perpetrado por José Agustín de Escudero. En las actas del Concilio (ver abajo, hay varias versiones) están todos los discursos que el obispo croata pronunció durante todas las asambleas conciliares (están todos los discursos que pronunciaron TODOS los obispos). Mons. Strossmayer pronunció CINCO discursos, y estos en los días 30/12/69, 7/2/70, 24/2/70, 22/3/70 y 2/6/70; de estos discursos ninguno coincide NI REMOTAMENTE con el supuesto "famoso discurso". Es decir, ese discurso no fue dicho en el Concilio Vaticano I por Strossmayer.

    La única "fuente" que se suele dar para justificar la autenticidad de discurso (ver dichos sitios) sería un artículo de la "The Catholic Encyclopedia" sobre Strossmayer (se puede ver este artículo en http://www.newadvent.org/cathen/14316a.htm). Digamos sobre esto dos cosas:

a) "The Catholic Encyclopedia" no es una fuente, sino un artículo, que se supone sintetiza un trabajo que alguien hizo sobre las "fuentes". "Fuente" es donde uno puede ir a leer el supuesto discurso de primera mano o en obras que reportan los documentos originales.

b) En realidad este artículo de la enciclopedia no dice que el Obispo Strossmayer haya pronunciado ese "famoso" discurso, sino que "un discurso que pronunció defendiendo al protestantismo causó sensación" (véase en la síntesis de los discursos, el discurso del 22 de Marzo 1870 para ver en qué modo "defendió al protestantismo"; también ver en la bibliografía lo que trae R. Aubert sobre ese mismo discurso y el del 2 de Junio) y que luego "se le atribuyó otro", que sería (tal vez, porque no se menciona la fecha) el "famoso", sin notar lo que la misma enciclopedia advierte, a saber, que "se le atribuye" ese discurso, pero que "se piensa que el falsificador fue el ex (monje) agustino, mexicano, de nombre Dr. José Agustín de Escudero".

c) La misma enciclopedia, en el artículo sobre el Concilio Vaticano I, dice:

 

el discurso conciliar publicado bajo el nombre del obispo Strossmayer es una falsificación hecha por el  monje agustino apóstata, de México, José Agustín de Escudero, que por entonces estaba en Italia (cf. Granderath-Kirch III, 189).

 

    Hemos efectivamente consultado la fundamental obra de los historiadores Granderath-Kirch, y en esa misma página encontramos la siguiente nota, que traducimos entera por su importancia sobre este "monje agustino apóstata", verdadero autor de este calumnioso escrito. Dice Granderath:

 

[…] Luego, en 1871, apareció un fragmento de literatura pretendiendo ser parte de un discurso que el Obispo Strossmayer diera en el Concilio el 2 de Junio de 1870. Este discurso es ficticio de principio a fin. Está repleto de herejías y niega, no solamente la infalibilidad papal sino también la primacía del Pontífice.

 

Msgr. Strossmayer y  todos los otros miembros del Concilio declararon una y otra vez de que este discurso atribuido a Msgr. Strossmayer era una falsificación pero eso no impidió que continuara circulando.

En Inglaterra y en América se ha seguido distribuyendo y desde América, en 1890, llega en varias revistas protestantes alemanas. Estas se retractaron cuando los colaboradores de Msgr. Strossmayer protestaron contra tal libelo. Sin embargo en 1981 el discurso resurgió nuevamente como uno de los panfletos que la Liga Evangélica titulado:"Hier stehe ich. - Ich kann auch anders. Aus dem Leben eines römisch-katholischen Bischofs" – Por el Dr. R. Krone á Messkirch (“Aquí Me Planto – No Puedo Actuar de Otra Manera – de la vida de un Obispo Católico Romano").

Pruebas fehacientes de la falsedad del discurso no detuvieron ni al autor ni al editor, D. L. Witte á Pforta, de seguir difundiendo el libelo; de tal manera  que se solicitó la publicación de todos los discursos del Concilio. Por supuesto la publicación de los discursos no fue debida a las falsedades previamente publicadas. Aún así yo, [Granderath], he leído todos los discursos del Concilio y testifico que Mnsgr. Strossmayer nunca pronunció el discurso que la Liga Evangélica difundiera, ni el 2 de Junio ni en ningún otro día del Concilio.

En 1876 el Obispo Strossmayer fue informado de la autoría original de la falsificación por medio de la siguiente carta, cuya copia está adjunta al Apéndice de las Actas del Concilio (Acta etc. IV b, 649 ss.):

“Buenos Aires, 18 de Agosto de 1876. Monseñor: Permitid que me dirija a Su excelencia para enviaros adjunta al pie, una edición de “América del Sud” que se publicó aquí. Contiene, bajo el título “La Verdad en el Vaticano” la confesión de un hombre que os ha hecho un grave daño y quien, oportunamente, publicara un discurso bajo vuestro nombre en el Vaticano y que ciertos protestantes han hecho circular aquí. Al final este hombre reconoce ser el autor y de tal modo remedia al menos algunos de los problemas causados.

Aunque no cultivo ninguna relación con el autor, sin embargo me consta desea que su retractación se haga conocer en Europa. El Dr. José Agustín de Escudero es mexicano y fue alguna vez un agustino que dejó su orden en malos términos. Emprendió viaje por España y Francia. Al tiempo del Concilio también estuvo en Italia. Se hizo protestante, masón, “carbonaro”, predicador y hasta se ha hecho pasar por obispo protestante causando problemas en Brasil y Montevideo. Aquí en Buenos Aires se ha reconciliado nuevamente con la Iglesia y se ha casado luego de que sus votos sacerdotales fueran anulados en Roma [?] Al tiempo de la retractación citada arriba, era colaborador de “América del Sud”, del cual ahora es editor. Si su conversión es genuina, sólo Dios sabe. Yo, lo dudo. Si Vuestra Gracia Episcopal desea más información, me pongo a su disposición haciéndole saber mi domicilio: Sr. D. Pedro Stollenwerk, Misionero Lazarista, Buenos Aires. Calle Libertad, Hospital Francés.

 

Requiriendo su bendición episcopal queda suyo etc….”

 

 “Jos. Wallinger, Secretario Episcopal, da fe de que es copia del original. Djakovo, 30 de Diciembre de 1876.”

 

 

    Esta nota está tomada de la edición francesa de la monumental historia del Concilio (ver en la bibliografía más abajo) p. 189, nota. Puede ver aquí las fotografías con la nota en cuestión.

    Para tener una idea de la superficialidad con que se tratan estos temas en algunos de estos sitios donde aparece el discurso, en algunos de ellos se lee:

Corresponde a la Iglesia Católica Romana probar que Strossmayer no habló en el Primer Concilio Vaticano y que no habló contra la infalibilidad del papa. Sin embargo, la historia es explícita, tanto por su propia enciclopedia, que es perfectamente clara y explícita en dicho asunto, como por testimonios coetáneos. Por otra parte, sería deseable que la Iglesia de Roma diera a luz todos los documentos de ese controvertido Concilio.

    Estos son textos traducidos de sitios en inglés, donde TODOS dicen lo mismo. Volveremos sobre este párrafo al final.

    Se dice, al presentar el "discurso":

La Iglesia Católica Romana no aprecia el discurso que el obispo Strossmayer pronunció en el Primer Concilio Vaticano en 1870, cuando la infalibilidad papal se promulgó como dogma oficial. En realidad, hay autoridades católicas romanas y algunos apologistas que niegan su autenticidad. ¿Por qué? Porque socava la primacía de Pedro como la Roca del fundamento del papado.

    Como nos consideramos entre los dichos "apologistas" que negamos la autenticidad del discurso no hemos puesto en campaña para verificar la veracidad del mismo, y nuestra respuesta es clara y definitiva: el discurso no existe. Si hay alguien que tiene que probar algo, en realidad, es el que dice que ese "algo" existe. Las pruebas que aportamos aquí y en la bibliografía (y en el trabajo de Ivan Tomas) son determinantes: ese discurso es FALSO.

    Ahora bien, que Strossmayer haya hablado contra la oportunidad de la declaración del dogma, no cabe ninguna duda estudiando los discursos. Pero esto no asusta a ningún católico: Que en un concilio haya opiniones de la minoría que sean distintas de la opinión de la mayoría y de la eventual declaración de un dogma, eso no conlleva ninguna dificultad de ningún tipo. En ese sentido no fue sólo Strossmayer a hablar contra la oportunidad de definir el dogma (más que contra el dogma mismo, y por motivos sobretodo ecuménicos, como aparece en el artículo de Ivan Tomas). De lo que aquí se trata no es de la infalibilidad, sino si Strossmayer pronunció ese discurso, o si el supuesto discurso es una gran mentira.

    Puede ver aquí la introducción del discurso del 22 de Marzo (el más borrascoso) y la introducción al discurso del 2 de Junio, en la colección de Mansi (foto nuestra).

SEGUNDA CONCLUSIÓN: Strossmayer nació, vivió y murió como un ferviente católico. Esta es la parte más gratificante de nuestra pequeña investigación: encontrar un hombre del talante de Strossmayer, católico, hombre de acción, apasionado por la unidad de los cristianos. Antes y DESPUÉS del Concilio recibió los honores del papa Pio IX (promotor y ejecutor del Concilio) y Leon XIII, quién lo defendió a capa y espada contra el emperador austriaco de turno (1888); en 1893, por ejemplo, el Vaticano publicó el primer misal en lengua glagolítica (el idioma inventado por los santos Cirilo y Metodio, de donde proviene la escritura de todas las lenguas eslavas) a instancias de Strossmayer. Y como estos, muchísimos otros datos sobre la catolicidad y celo apostólico de Strossmayer, que no viene al caso exponer aquí.

TERCERA CONCLUSIÓN: Strossmayer pronunció CINCO discursos, NINGUNO atacando la infalibilidad del papa. Lo que él pretendía, básicamente, era lo siguiente: no dejar el oficio del obispo en la sombra, hacer que la infalibilidad de la iglesia recaiga también en todos los obispos, junto al papa, y sobretodo no declarar un dogma que, según él, alejaría a los Ortodoxos del camino de la unidad (y a los protestantes, por supuesto), camino que él había preparado con años de contactos con la iglesia Ortodoxa en Croacia y Rusia, especialmente. Esos eran los problemas de Strossmayer, esa era su opinión ante la eventualidad de la declaración del dogma. Si alguno lo duda, que nos diga en qué discurso dice lo que dicen que dijo (ese discurso "famoso", como vimos, es fantasma), y vamos a consultarlo y le mandamos el texto latino del discurso con su respectiva traducción.

CUARTA CONCLUSIÓN: Strossmayer aceptó las declaraciones del Concilio. Que le haya costado enormemente aceptarlo, o que durante el Concilio haya hecho todo lo posible para que no se diera la declaración del dogma, o que después del Concilio, privadamente y a sus amigos, manifestaba su rechazo no quita que, como pastor católico que era, haya aceptado lo que la Iglesia había decidido. De hecho Strossmayer no se unió con los "viejos católicos", que es el cisma de proporciones muy menores surgido después del Concilio por no aceptar la infalibilidad papal, con lo bien que le hubiera ido allí, pues tenía entre ellos mucha autoridad. Strossmayer hizo publicar en su diócesis los decretos del Concilio (hay dudas hoy en día sobre el entusiasmo que puso en este hecho -cosa más que entendible- pero eso no cambia que, bajo su gobierno, se publicó en su diócesis todo lo emanado del Concilio; al respecto, ver el trabajo de I. Sivric que citamos en la bibliografía), y murió aceptando sin ningún "pero" las doctrinas conciliares. Las dificultades pueden existir - y de hecho existen - en la comprensión y aceptación de un dogma, como entre nosotros nadie está obligado a estar convencido de la Trinidad, basta que crea que es así porque Dios lo ha revelado, le cueste o no le cueste en cuanto "ser pensante". Eso fue lo que hizo Strossmayer. Más detalles en la bibliografía.

QUINTA CONCLUSIÓN: La mayor parte de sus puntos de vista, anticipados para ese entonces, serían tomados en consideración en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Este fue un hombre visionario. Algunos puntos no podrían sostenerse hoy, por tratarse de un dogma definido (¡no estaba definido mientras discutían!), pero recordemos que se trata de un padre conciliar, que expone en el aula lo que él piensa sobre temas que no todos aceptan. Luego, como ya sabemos, aceptó toda la doctrina, conservándose en total comunión con la Sede de Pedro. Además, uno de los puntos en que más insistía es en el lenguaje que se debería usar con respecto a los no-católicos, cosa que para entonces era una visión de futuro, más tarde plenamente aceptada en la Iglesia.

SEXTA CONCLUSIÓN: Era un fanático admirador del Concilio de Trento y en más de una oportunidad lo puso como ejemplo de lo que debía ser el Concilio actual, que ponía demasiadas restricciones a los obispos.

SÉPTIMA CONCLUSIÓN: Después del Concilio trabajó incansablemente por la unión de los ortodoxos y protestantes con la Iglesia Católica.

* * *

    En realidad, el único punto que vale para lo que estamos hablando es la primera conclusión, a saber, el "famoso discurso" es fraudulento. ¿No estamos presenciando con nuestros propios ojos cómo surgen las leyendas negras? ¿Cuántos creen hoy que ese discurso fue dicho por Strossmayer, gracias a la "difusión" que le han dado los sitios "cristianos"? ¿Cuántos están dispuestos a cambiar de idea, basados en los documentos aquí presentados?

    Pues bien, el que quiera saber la verdad, la puede saber.

 

La bibliografía consultada

 

    1. Fuentes para las intervenciones en el Concilio

    - COLLECTIO LACENSIS: Acta et decreta sacrorum conciliorum recentiorum, VII, (Acta et decreta S. Oecumenici Concilii Vaticani), Friburgo 1890. Una segunda edición, 1892, agrega más detalles y documentos (Acta et decreta S. Conc. Vaticani cum permultis aliis documentis ad concilium eiusque historiam spectantibus, también en Friburgo; en esta edición los documentos que nos interesan están en los Volumens 49 a 53).

    - I.D.M. MANSI: Sacrorum conciliorum nova et amplissima collectio, Volumens 50, 51 y 52, a cura de I.B. Martin y L. Petit, Paris 1911-1927. Esta es la colección más autoritativa. Aquí están todos los discursos que fueron dichos en el aula conciliar (en latín el 99,9%); los discursos fueron registrados estenográficamente por varias personas y luego publicados y archivados en los edificios vaticanos, de donde estos historiadores escriben sus obras (colecciones, historias, ediciones críticas, etc.). Esta es la fuente principal, aquí está lo que se dijo (¡O NO!) en el aula conciliar. No son los discursos que los padres conciliares escribieron, sino los que ellos de hecho pronunciaron, con señalación de hora, circunstancias, personajes, intervenciones de los oyentes, todo.

    Notemos que, paralelamente a las actas encontradas en estas obras (y en otras), existen DIARIOS de algunos de los Padres Conciliares, que escribían durante las sesiones. Estos diarios coinciden con las actas al cien por cien en el tema que nos ocupa (los discursos de Strossmayer). Hemos citado un diario más abajo, en la bibliografía, pero hay varios más.

    "The Catholic Encyclopedia", en la nota sobre el Concilio (nota 1) trae este dato bibliográfico: "Archives of the Vatican Council: All official papers relating to the preparations for the Vatican Council, its proceedings, and the acceptance of its decrees, have been preserved in the Vatican Palace, in two rooms which were set apart for them. The speeches made at the general congregations exist in shorthand notes and handwriting; in addition, Pius IX also arranged to have them printed. The first four folio volumes were issued by the Vatican Press in 1875-8, the fifth and final volume appeared in 1884. About a dozen copies of each volume are in the archives."
 

 

    2. Historias de la Iglesia consultadas

    - Histoire du Concile du Vatican, depuis sa premiére annonce jusqu'a sa prorogation (una traducción del original en alemán), de P. Th. Granderath, SJ, editada por P. C. Kirch, SJ (1907-1913), cinco volúmenes exclusivamente sobre el Concilio. Es la mejor obra sobre el tema. Ver la nota que trascribimos más arriba sobre la veracidad del discurso.

    - Historia de la Iglesia, de Flichte-Martin, Volumen XXIV, pp. 347-389 y 460. Toda la obra son treinta Volumens. Ninguna mención del supuesto discurso, afirma lo mismo que los demás autores citados sobre la actitud anti-infalibilista de Strossmayer y su posterior aceptación.

    - Manual de la Historia de la Iglesia, de Hubert Jedin, Volumen VII, pp. 1004-1011, Barcelona (1978). Todo el "manual" son diez Volumens. Allí se dice, por ejemplo: "estuvieron indecisos algunos meses (Strossmayer y otros obispos de su misma opinión), pero al fin ninguno de ellos recusó el asentimiento al nuevo dogma" (p. 1011).

    - Storia della Chiesa, de Roger Aubert, Volumen XXI, pp. 495-561, Turín (1969). Toda la obra en italiano son veinticinco Volumens. Allí se dice, por ejemplo (traducimos del italiano, lo que va entre paréntesis es nuestro):

En cuanto a Strossmayer, que por mucho tiempo conservó relaciones muy cordiales con Döllinger (un teólogo laico, que sería luego el el líder del cisma "viejo-católico" contrario al dogma de la infalibilidad) y con otros teólogos rebeldes al Concilio, no atacó nunca abiertamente al Concilio (si en privado, como consta en la fotocopia de una carta a Dupanloup, donde se lamenta que 'no puedo reconocer la legitimidad del Concilio ni la validez de sus decisiones'), pero de todos modos esperó a diciembre de 1872 (dos años después de la declaración del dogma) antes de aceptar abiertamente las decisiones" (p. 557).

    - Historia de los Concilios Ecuménicos, de Rogert Aubert (toda la obra son doce volúmenes, uno totalmente dedicado al Concilio Vaticano I -volumen XII-), Editorial ESET, España (1970). Transcribimos lo que Aubert (volumen XII, pp. 202-205) escribe sobre el discurso del 22 de Marzo, el más borrascoso de los cinco que pronunció Strossmayer, y el más "parecido" al discurso espurio:

  

Las congregaciones generales, interrumpidas desde hacía cuatro semanas, se abrieron de nuevo el 18 de Marzo. Esta vez, aleccionados por la experiencia e inspirándose en una sugerencia hecha en otro tiempo por Hefele en su proyecto de reglamento, los responsables juzgaron oportuno, antes de conceder la palabra a los Padres, el presentarles el esquema con un breve comentario en nombre de la Comisión de la fe. Este método, que fue utilizado en adelante, constituía un real progreso: esto orientaba la discusión y ha permitido además a los teólogos de hoy descubrir la intención precisa que ha inspirado a los redactores del texto. Mons. Simor fue encargado de esta presentación y la cumplió de forma satisfactoria. Precisó entre otras cosas que, aunque modificado el tono profesoral del esquema primero, se había sido conservado esencialmente en cuando al fondo y que contenía por consiguiente la condenación de los mismos errores, (1) pues, aunque estos errores, en efecto, se enseñan en las universidades, como varios lo habían hecho ya notar en sus intervenciones, se extendían también a las masas y no podían dejar indiferentes a los pastores.

A tenor del nuevo reglamento, las observaciones recayeron en primer lugar sobre el conjunto del esquema que según lo previsto no dio lugar a críticas serias. El cardenal von Schwarzenberg hizo, sin embargo, observar que aunque el nuevo texto era muy superior a los precedentes, se habría realizado un progreso más claro si otros Padres distintos de los de la Comisión, hubiesen sido admitidos a su reforma, lo cual le dio ocasión para lamentarse de la forma como estaba organizado el trabajo conciliar. Evidentemente fue llamado al orden.

A partir de la segunda sesión, el 22 de Marzo fue abordado el examen del prólogo. Su discusión iba a dar lugar a un violento incidente. El último orador de la jornada, Mons. Strossmayer, se lamentó de la manera poco irénica con la que se había hablado de los protestantes y señaló la buena fe y el espíritu tan cristiano de muchos de ellos; la asamblea comenzó a murmurar y dos de los presidentes le interrumpieron, el cardenal De Angelis para decir que se podía creer en la buena fe de las masas, pero no en la de los intelectuales, el cardenal Capalti para observar que aquí se trataba del protestantismo y no de los protestantes y que la forma de hablar del orador escandalizaba a “la mayor parte de la asamblea”. Mons. Strossmayer, consumado polemista, aprovechó la ocasión para lamentarse de la modificación del reglamento que adoptaba el principio de la mayoría en lugar de la unanimidad moral. Capalti replicó enseguida que se salía del tema y la asamblea protestó cada vez con más estrépito : “¡Y estas son esas gentes que no quieren la infalibilidad del papa! ¿Es infalible ese?”. Y otros: “Ese es Lucifer. Anatema! Anatema!”. 0 también: “Ese es otro Lutero. Que se le eche fuera!”. (2) Granderath mismo estima que “se habría podido esperar de los obispos más calma y dignidad” pero hace notar que esta fue la sesión más agitada del concilio y que los polemistas, que han explotado el incidente, le presentan sin razón como característica de las relaciones habituales entre la mayoría y la minoría. En lo que se refiere al incidente mismo, hay que tener en cuenta que en esta época la mayoría de los prelados meridionales, que constituían la mayor parte de la asamblea, no se habían encontrado jamás con un protestante de carne y hueso ‑a no ser algún propagandista más bien sectario‑ ni leído una obra protestante y que sus nociones sobre la cuestión eran, en general, muy simplistas. El suceso fue ciertamente muy comentado. En la reunión de la minoría francesa, durante la tarde, Mons. Meignan, que pensaba tomar la palabra al día siguiente, anunció su intención de desistir, ya que preveía que la minoría no podría manifestarse, pero alguno de sus colaboradores le hizo observar, que por lamentable que hubiese sido el incidente, había que reconocer que el orador se había apartado un poco del tema y Mons. Dupanloup añadió que “él no pensaba que la protesta hubiese reunido un número de adhesiones proporcionado al ruido ocasionado”. Mons. Meignan tomó, pues, la palabra al día siguiente y, en un tono más moderado, lamentó también, sin ser interrumpido, algunas expresiones excesivamente duras utilizadas contra los protestantes; (3) pidió que a propósito de los errores en materia exegética, la escuela mítica no fuese la única considerada, sino que se considerase también la escuela crítica, mucho más influyente en el momento actual (“es necesario que un concilio ecuménico no parezca ignorar el estado presente de la exégesis” anotaba él en sus papeles.

 Notas

(1) Desde el punto de vista de la metodología teológica, la observación es importante, pues se puede concluir que para descubrir el alcance exacto de las definiciones del concilio, es necesario entre otras cosas recurrir a las abundantes explicaciones dadas en las notas del primer proyecto. Por el contrario, en lo que se refiere a la presentación, a pesar de lo que dice Granderath, la estructura del primer esquema había sido profundamente modificada e incluso el contenido mismo de los distintos párrafos (ver H. RONDET, Vatican I, 112‑114 y 181‑183).

 

(2) MANSI, LI, 75-77.

(3) El pasaje del prólogo, incriminado, fue por lo demás ligeramente suavizado por la comisión, y, de creer a Russell, los obispos de la minoría consideraron este resultado como "una gran victoria sobre el partido ultramontano" (BLAKISTON, 413).

 

 

    El discurso del 2 de Junio, que sea tal vez lo que se presenta por las fuentes espurias como "el famoso discurso", fue una "oratio" mucho más calma y sin interrupciones importantes de parte de los Padres presentes. He aquí lo que sobre las intervenciones de ese día escribe Aubert:

 

"Unos, como Hefele, Strossmayer o Maret, pusieron de relieve las dificultades teológicas o históricas que suscitaba la doctrina misma, insistiendo entre otras cosas sobre el peligro que existía, por la exaltación del magisterio del Romano Pontífice, de negar prácticamente la participación real de los obispos en el poder supremo de la Iglesia"

 

    - Päpste und Papstum, Volumen XXV, pp. 236-239, Stuttgart (1991), editado por Lajos Pásztor; este volumen trae el diario cotidiano del Concilio escrito por uno de sus miembros, Vincenzo Tizzani, en italiano. Es una joyita, muy interesante y muy bien escrito, con mucha "sal". Va relatando allí paso por paso los discursos, las intervenciones de los padres enojados, los aplausos, etc.

    - Otras obras consultadas no se citan porque dicen sustancialmente lo mismo, o nada, sobre el tema. Pero NINGUNA le atribuye a Strossmayer el supuesto "discurso".

 

    3. Diccionarios enciclopédicos consultados

    - Grande Dizionario Enciclopedico UTET, Volumen XIX, Turín (1991) p. 469. Allí dice por ejemplo (traducimos del italiano, lo que va entre paréntesis es nuestro):

Su modo de obrar (de acercamiento con los ortodoxos y los protestantes) fue usado por el apóstata José Agustín de Escudero, que le atribuyó un discurso apócrifo, publicado en Florencia bajo el título "Papa e Vangelo di un Vescovo al Concilio Vaticano" (1870) traducido e impreso muchas veces en varias lenguas... Strossmayer aceptó más tarde el dogma.

    - Enciclopedia Cattolica, Volumen XI, Florencia (1953) p. 1422. Allí se dice de Strossmayer (traducimos del italiano):

...fue uno de los principales entre los que se oponían a la definición del dogma de la infalibilidad, temiendo que se volvería así más difícil el retorno de los hermanos separados a la unidad, pero se sometió, y lealmente defendió la doctrina de la infalibilidad. En un opúsculo llamado "Papa e Vangelo di un Vescovo al Concilio Vaticano" (Florencia 1870) figuraba un discurso suyo apócrifo, cuyo autor fue Juan Agustín de Escudero.

    - Biographish-Bibliographishes Kirchenlexicon, Volumen XI (1996), columna 111; allí se dice por ejemplo (traducimos del alemán, resaltado nuestro):

Más tarde se hizo circular un discurso que había tenido en el Concilio el dos de Junio de 1870, en una versión falsificada.

    Según esta obra (que se puede consultar también en línea en http://www.bautz.de/bbkl) se trataría entonces de su discurso del 2 de Junio falsificado.

    - Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa-Calpe, Volumen LVII (toda la obra son ya más de cien volúmenes), Madrid (1978). En la página 1330 leemos:

En el Concilio Vaticano [Strossmayer] se declaró, con gran libertad de espíritu, contra el dogma de la infalibilidad pontificia, habiendo sido entre todos los Padres adversarios de dicho dogma el que persistió más largo tiempo en su actitud; pero al fin se sometió, y en 1881, en prueba de adhesión a la ortodoxia, organizó una peregrinación a Roma. [...] Trabajó, además, con gran ahínco por la unión de los sudeslavos griegos orientales a la Iglesia católica romana.

    - Otras obras consultadas no son de especial interés, pero una vez más, nada parecido al "famoso discurso".

 

    4. Material especializado sobre Strossmayer y el Concilio Vaticano.

    - El papel histórico del Obispo Croata José J. Strossmayer en el primer Concilio Vaticano (1869-1870), de Ivan Tomas, en "Studia Croatica" Vol. 32-35, Año X, Buenos Aires (1969) pp. 54-88. Este trabajo lo hemos digitalizado y se lo puede leer en nuestro sitio con mucho provecho. Allí se trata todo este tema con detenimiento, analizando todos los discursos de Strossmayer, su vida como obispo antes y después del Concilio, etc. También se trata en detalle "el famoso -fantasmagórico- discurso" del 2 de Junio. Sugiero vivamente su lectura.

    - Bishop J.G. Strossmayer new light on Vatican I, de Ivo Sivric o.f.m., Roma-Chicago (1975). Esta es una obra de 320 páginas dedicada a Strossmayer y su actuación en el Concilio. Hemos traducido lo que toca a nuestro caso (pp. 248-251) que presentamos aquí:

"Dentro del ámbito de esta temática entra el discurso espurio de Strossmayer..."

"Durante el Concilio Vaticano I, una falsificación del quinto discurso de Strossmayer, bajo el título "Papa e Vangelo, (discorso) di un vescovo al Concilio Vaticano" comenzó a circular, primero en Florencia, Italia, y más tarde en Alemania, Inglaterra, Sud América e incluso en su tierra natal (1). El discurso fraguado circuló bajo el nombre de Strossmayer también aquí en los Estados Unidos de América en 1877. El mismo discurso apareció otra vez en circulación en USA en 1889. Esta vez, sin embargo, el obispo C. Maes de Covington, Ky. le avisó y le pidió que lo refutara; Strossmayer dio cumplimiento al pedido. (2) El falso discurso fue publicado también en The Manchester Guardian en la edición del 28 de Junio de 1871; una copia del mismo se encuentra en el British Museum, impreso en la Nile Mission, Cairo, en 1928, sin decir que es una falsificación. Según nuestro conocimiento, el fraudulento discurso fue publicado en 1967 en Belgrado, Yugoslavia, en la colección "Besede" (La Selección de Discursos Famosos), p. 309-313. El Dr. Berislav Gavranovic, OFM, en su artículo Dr. Josip Juraj Strossmayer en la revista franciscana Dobri Pastir publicó el discurso original de Strossmayer (tal como fue pronunciado en el Concilio Vaticano el 2 de Junio 1870) a la par con el discurso falso, de modo que los lectores de la Yugoslavia pudiesen ver la clamorosa diferencia que existe entre los dos discursos..."

"La aparición del discurso espurio en le semanal Kremser Wochenblatt bajo el título El discurso del Obispo Strossmayer in el Concilio Vaticano 1870 provocó tanto a Strossmayer como a Fessler. Una copia del periódico le fue enviada al obispo de Djakovo [Strossmayer]. Al mismo tiempo, Monseñor J. Fessler de St. Polen, el que fue secretario del Concilio Vaticano, le pidió que hiciera una declaración sobre el discurso falsificado, lo cual Strossmayer hizo el 18 de Marzo de 1872. Esta fue la respuesta a Fessler:

Usted sabe, al igual que todos lo que participaron del Concilio, que yo nunca pronuncié semejante discurso, que ahora se me atribuye. Mis principios son fundamentalmente distintos de lo que se expresan en ese discurso espurio. Soy conciente de que jamás dije nada que pudiese socavar la autoridad de la Santa Sede, ni jamás dije nada que pudiese dañar la unidad de la Iglesia. Le autorizo, Muy Reverendo Sr. Obispo, a que use esto que he declarado. (3)

El autor del discurso inauténtico era un sacerdote católico apóstata, Dr. José Agustín de Escudero, mexicano de nacimiento, y ex monje agustino. Él mismo declaró ser el autor del fraude en la revista America del Sud, de la cual fue un colaborador por algunos años, y más tarde fue su editor. En dicha revista Escudero escribió un artículo titulado La verdad en el Vaticano en el cual públicamente admitía que él había falsificado el discurso. Una copia de la revista, junto a una carta del Padre Pedro Stollenwerk de Buenos Aires, Argentina (datada el 18, 1876), le fue enviada al obispo de Bosnia y Sriem [Strossmayer]. (4)

Notas:

(1) A. Spiletak, op. cit. 156. Ver también la carta del canónico Vorsak en GBBS, I (1873), n.3. El prelado escribió en su carta pastoral "Santos Cirilo y Metodio" de 1881: "Hace algunos años un discurso espantoso, bajo mi nombre, circuló por casi todo el mundo, el cual discurso, por su forma y su contenido, es tan extraño a mí como lo es el lugar (Buenos Aires) donde un sacerdote apóstata arrepentido admitió con espíritu penitente que había sido él el que falsificó el discurso, ofreciéndome reparación por medio de su confesor... El discurso causó no poca angustia en muchos católicos" (Mansi 53,999). Ver también TS, pp. 430-431.

(2) Ver la respuesta de Strossmayer en A. Spitelak, Strossmayer i pape, 182-183 y 254.

(3) Mansi 53,997. Ver. A. Spiletak, J.J. Strossmayer, op. cit. 148. La carta de Strossmayer fue publicada el 6 de Abril de 1872 en Neue Tiroler Stimmen.

(4) Mansi 53,998. Ver. A. Spiletak, J.J. Strossmayer, op. cit. 149. El Dr. J. A. de Escudero aceptó el protestantismo y se casó. Más tarde su matrimonio fue convalidado por Roma. Viajó mucho por Europa y Sud América. (ibídem).

 

   

    - Il vescovo J.J. Strossmayer e il Concilio Vaticano I, una Tesis Doctoral de Andrija Suljak, Dakovo (1995). Dice lo mismo con respecto a nuestro tema.

* * *

    Para terminar, volvamos a escuchar a algunos críticos de la Iglesia (entre paréntesis nuestros comentarios):

Corresponde a la Iglesia Católica Romana probar que Strossmayer no habló en el Primer Concilio Vaticano (no corresponde, porque ¡claro que habló! ¡Cinco veces!) y que no habló contra la infalibilidad del papa (ya está probado; ver en artículo aparte para un estudio en profundidad, o la síntesis de todos sus discursos). Sin embargo, la historia es explícita (?!) tanto por su propia enciclopedia (¿porque se llama "Catholic" es la enciclopedia oficial de la Iglesia?) que es perfectamente clara y explícita en dicho asunto (¿?¡!), como por testimonios coetáneos (y en concreto ¿cuáles?). Por otra parte, sería deseable que la Iglesia de Roma diera a luz todos los documentos de ese controvertido Concilio. (Se ve que no se tiene la menor idea de lo que se habla, o bien se pretende que las publicaciones le arriben a su hogar).

    Y en otro lugar del mismo sitio web donde sacamos este texto se lee: "la autenticidad del discurso ha sido rechazado por instancias vaticanas". ¿Instancias vaticanas? ¿Qué cosa es una "instancia vaticana"? ¿En concreto, cuáles fueron esas instancias, y de qué modo el "discurso" ha sido rechazado por las mismas?

* * *

    Agradezco a Dios haber podido conocer más profundamente la figura de este gran hombre que fue el obispo croata Strossmayer. Esperamos que estas páginas ayuden a limpiar su nombre. Y que los que hospedan aún el discurso (todos sitios "cristianos") obren en consecuencia, siguiendo las demandas evangélicas de la caridad y de la justicia.

P. Juan Carlos Sack
Roma