La letra mata, mas el Espíritu da vida
-2 Corintios 3:6, Biblia de Jerusalén.
El TEMA que sigue a continuación, de ninguna manera quiere dar a entender, que el uso de la sangre no implique un serio grado de riesgo. Ni tampoco
quiere dar a entender que la persona que haciendo una elección personal y voluntaria, sin coacción quiere evitar las transfusiones de sangre (o de
algún componente o fraccion sanguínea) sobre una base puramente religiosa, esté actuando impropiamente. Aún los actos que son correctos en sí mismos
llegan a ser malos sí se hacen con una mala conciencia. Como dijo el apóstol, "¡Dichoso aquel que usa de su libertad sin cargos de conciencia! ... todo lo
que no se hace con la convicción que da la fe, es pecado".1 Dejo al lector que juzgue por sí mismo, si, en vista de la evidencia que se
va a presentar, ciertos escrúpulos con relación a la sangre reflejan una conciencia fuerte o débil.
A la misma vez, no se debe de subestimar la seria responsabilidad que tiene una organización al imponer sus ideas sobre la conciencia personal del
individuo en asuntos tan críticos. Lo que ha sucedido con la Sociedad Watch Tower en el asunto de la sangre ilustra, contundentemente, como el legalismo
puede llevar una organización a una maraña llena de inconsistencias, con la posibilidad de que sus miembros sufran todas las consecuencias desfavorables
resultantes.
Empezando en los últimos años de la década de 1940, la organización, en un principio, declaró una prohibición absoluta de la sangre de cualquier manera
o forma, ya fuese completa o fraccionada. Luego, con el paso de los años, añadió nuevos preceptos, entrando cada vez más y más en aspectos técnicos
del tema. La tabla siguiente presenta básicamente la posición actual de la organización sobre el uso de la sangre:
PRÁCTICAS Y COMPONENTES DE LA SANGRE PROHIBIDOS
- Sangre completa
- Plasma
- Glóbulos blancos (leucocitos)
- Glóbulos rojos
- Plaquetas
- Almacenar la sangre propia del paciente para subsiguientes transfusiones
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PRÁCTICAS Y COMPONENTES DE LA SANGRE PERMITIDOS
- Albúmina
- Inmunoglobulinas
- Preparados para hemofílicos (Factores VIII y IX)
- Desviación de la sangre del paciente a través de una máquina de diálisis u otro tipo de desviación donde la "circulación extracorpórea no se interrumpa".2
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Ahora la organización clasifica en categorías los elementos sanguíneos como componentes "mayores" o "menores" (el efecto que resulta de esta división
aparece en la tabla anterior). Esta clasificación ilustra por sí misma tanto la naturaleza arbitraria así como la inconsistencia de tales reglas.
¿Cuándo le ha concedido Dios la autoridad a hombre alguno para que haga tal división? ¿Sobre qué base cierto porcentaje del total o lo que sea deciden
ellos cuál es el punto divisor en el porcentaje separando "mayor" de "menor"? ¿O lo hacen sobre la base de la importancia vital de la función que cada
componente tiene? Y si es así, ¿cómo evalúan y determinan la importancia relativa de tal función?
El anterior jefe de la propia plantilla médica de la central de la Watch Tower, un médico y cirujano, en conversación reconoció lo difícil de
clasificar un elemento de la sangre como "mayor" o "menor", en vista del hecho de que, si una persona necesita para salvar su vida un elemento
sanguíneo en particular, entonces ese elemento es un elemento "mayor" para ella.'3 Pero en realidad, la inconsistencia va mucho más allá.
Cuando se le ha hecho la pregunta de por qué no ha prohibido el uso de todos los componentes sanguíneos, la Sociedad Wachtower ha explicado sus cambios
de política, como el permitir el uso de las fracciones de sangre citadas, por medio de decir que éstas son usadas en "cantidades muy pequeñas" y que
esto coloca su uso dentro del campo de la conciencia personal.'4 Sin embargo, cuando se examina el asunto de cerca, uno encuentra evidencia
que indica, o ignorancia, o un encubrimiento de los hechos, hechos tan convincentes que ponen a la organización en una posición
sin sentido. Considere lo siguiente:
Las declaraciones en contra del uso de la "sangre completa", tan enérgicamente expresadas por la Sociedad Wacth Tower, suenan muy impresionantes a muchos
Testigos. Aunque las transfusiones de sangre completa fueron muy comunes en las décadas del 1950 y del 1960, éstas no obstante, son poco frecuentes hoy
en día. En la mayoría de los casos, al paciente se le administra únicamente el componente sanguíneo que necesita.5 La mayor parte de la sangre se
separa en un número determinado de componentes (plasma, leucocitos, eritrocitos [glóbulos rojos], etc.) en el período de tiempo en que se hace la donación.
Estos componentes son almacenados para su uso posterior. La mayor parte de ellos serán enviados a centros hospitalarios. Por consiguiente, en la gran
mayoría de los casos, cuando un Testigo se encara a una transfusión, la cuestión a la cual tiene que hacer frente no es a una transfusión de sangre
completa, sino a la transfusión de alguno de sus componentes.
La inconsistencia de las normas de la Watch Tower sobre el uso de los
componentes sanguíneos aceptables y no aceptables, está claramente ilustrada en su norma en cuanto al plasma. Como se puede ver en la ilustración tomada de la revista ¡Despertad! del 22 de octubre de
1990, el plasma compone aproximadamente el 55 por ciento del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta su volumen, la sociedad Watch Tower lo clasifica en la
lista de "componentes mayores". No obstante, el plasma está compuesto en un 93 por ciento simplemente de agua. ¿Cuáles son los componentes del 7 por ciento
restante? Los principales son: albúmina, globulinas (de las cuales las inmunoglobulinas son los componentes más esenciales), fibrinógenos y
factores coagulantes (utilizados en las preparaciones hemofílicas).6 ¡Y
estos son los mismos componentes que la organización alista como permisibles para sus miembros! Aunque el plasma mismo está prohibido, no obstante sus
componentes principales son permitidos -a condición de que sean introducidos en el cuerpo por separado. Como dijo cierta persona, esto es como si el
médico le dijese al paciente que en adelante ya no podría comer bocadillo con jamón y queso, pero que podría hacerlo si tomaba el bocadillo y separaba
el jamón, el queso y el pan y se los comía por separado y no como bocadillo.7
Los leucocitos, o "glóbulos blancos", también están prohibidos. En realidad, el término "glóbulos blancos" es algo equívoco, en particular si uno los
asocia con "glóbulos rojos". Esto es así, porque de hecho la mayoría de los leucocitos en el cuerpo humano están fuera del sistema circulatorio sanguíneo.
El cuerpo, normalmente, contiene alrededor de 2 a 3 kilos de leucocitos, y sólo del 2 al 3 por ciento de esta cantidad están dentro del sistema sanguíneo.
El 97 o 98 por ciento está esparcido a través del tejido corporal, formando su sistema defensivo (o inmunológico).8
Esto significa que una persona que reciba el transplante de un órgano recibirá simultáneamente más leucocitos del exterior que si hubiese aceptado una
transfusión de sangre. Puesto que la organización Watch Tower ahora permite los trasplantes de órganos, la posición inflexible en contra de los leucocitos
(a la misma vez que permite otros componentes de la sangre), no tiene sentido. Esta posición, ciertamente, no puede ser defendida con la lógica, el raciocinio
o con base moral alguna, sino sólo con razonamientos artificiosos. Así mismo, también carece de base razonable la separación arbitraria de la sangre en
componentes "mayores y menores". Como hemos visto la organización prohibe el plasma --aunque éste se compone principalmente de agua-- a causa de su volumen
(55% del volumen sanguíneo), no obstante, ¡prohibe los leucocitos, los cuales, según el gráfico de ¡Despertad! componen menos del uno por ciento de la sangre!9
La falta de lógica o base moral al mantener esta posición se puede ver en el hecho de que, teniendo la misma cantidad, la leche humana contiene más
leucocitos que la sangre. La sangre contiene alrededor de 4.000 a 11.000 leucocitos por milímetro cúbico, mientras que la leche materna durante los
primeros meses de lactancia puede llegar a contener hasta 50.000 leucocitos por milímetro cúbico. ¡Esto es de cinco a doce veces más que la cantidad que hay en la sangre!10
Quedan, entonces, los eritrocitos ( o glóbulos rojos) y las plaquetas, en la lista de los componentes prohibidos. ¿Qué hay de los componentes permitidos?
Un punto importante a tener en cuenta es que la organización de la Watch Tower, en apoyo a su argumentación, se basa en el mandamiento de la ley
mosaica que ordena que la sangre de animales que se sacrifican para comer sea derramada, y que esto se cita para justificar la objeción de la organización
a cualquier tipo de almacenamiento de la sangre humana.11 Recuerde también
que la organización permite los componentes sanguíneos de la lista, por constituir sólo una cantidad insignificante de sangre. Considere ahora los
hechos siguientes con relación a los componentes que la organización clasifica como permisibles:
Uno de estos es la albúmina. Las albúminas se utilizan principalmente en conexión con quemaduras y hemorragias grandes. Se
necesita alrededor de 600 gramos de albúmina para una persona que tenga del 30 al 50 por ciento de su cuerpo con quemaduras de tercer grado. Las normas
de la Watch Tower permitirían esto. Pero, ¿cuánta sangre se necesitaría para extraer esta cantidad de albúmina? Se necesitaría de 10 a 15
litros de sangre para producir esa cantidad de albúmina.12 Esto
difícilmente es un "cantidad pequeña". También es obvio que los litros de sangre de los cuales se extrajo la albúmina fueron almacenados, no "derramados".
Lo mismo sucede con las inmunoglobulinas (globulinas gama). Para producir lo suficiente de las globulinas gama para una inyección con
jeringa (una vacunación para personas, incluyendo a los Testigos de Jehová, que viajen a los países que no gozan de condiciones muy higiénicas, y que
quieran protegerse contra el cólera) requiere alrededor de 3 litros de sangre para obtener la cantidad necesaria.13 Esto es todavía más de lo que se
emplea para un transfusión normal de sangre. Y de nuevo, las globulinas gama son extraídas de sangre que es almacenada, no "derramada".
Quedan, entonces, las preparaciones hemofílicas (Factores VIII y IX). Antes de que se llegaran a utilizar tales preparaciones, el promedio de vida
de un hemofílico en la década de 1940, era de 16.5 años.14 Hoy en día, debido
a estas preparaciones derivadas de la sangre, un hemofílico puede llegar a vivir un período de vida de una persona normal. El producir las preparaciones
para que un hemofílico viva tal período de vida requiere las extracciones de aproximadamente 100.000 litros de sangre.15 Aún cuando las preparaciones
hemofílicas mismas representan solamente una fracción de ese total, cuando consideramos su fuente, tenemos que preguntarnos ¿cómo se puede considerar que esto envuelva una "pequeña cantidad" de sangre?
El uso de cualquiera de estos componentes sanguíneos implica el almacenamiento, incluso masivo, de cantidades de sangre. Por un lado, la Watch Tower decreta
como permisible el uso de estos componentes sanguíneos -y por consiguiente el almacenamiento envuelto en su extracción y producción- mientras que por otro
lado ellos declaran que están opuestos al almacenamiento de sangre por estar condenado bíblicamente. Esta es la única base que ellos dan para prohibir
el uso de la sangre propia por un Testigo, (es decir, el que la persona almacene parte de su propia sangre, la cual se devuelve después al torrente
sanguíneo durante o después de la intervención quirúrgica).16 Claramente,
las posiciones tomadas son arbitrarias, inconsistentes y contradictorias. Es difícil de creer que tanto los que promueven tales normas como los
escritores de las mismas, cuando presentan tales explicaciones y defensas de las mismas, sean tan ignorantes de los hechos y que esto no les permita
ver la inconsistencia y arbitrariedad envuelta. Sin embargo, el pensar que sean así es lo único que pudiera librar la posición presentada de ser clasificada también como deshonesta.
El decidir sobre tratamiento médico y cuestiones de salud prohibiendo esto y permitiendo aquello es pisar en terreno peligroso. Por un lado se puede
llegar a ser culpable de crear un temor irracional, y por otro lado el crear un falso sentido de seguridad. El derrotero sabio y humilde es el de dejar
la responsabilidad de decidir sobre tales diferencias donde corresponde en primer lugar, es decir, en la conciencia del individuo.
Los artículos de la Watch Tower, sobre el tema de la sangre, hacen hincapié en la posición "inflexible" tomada por la organización sobre la sangre, con
frecuencia alabando su propia posición como salvaguardadora de la vida y salud de sus miembros. Muy difícilmente, si es que acaso
alguna vez, puede uno leer un informe o una experiencia que refleje desfavorablemente sobre estas normas.
Artículos recientes llaman la atención a como las normas de la organización
han protegido a sus miembros de contraer SIDA. Un artículo de ¡Despertad!
del 8 de octubre de 1988, hace esta declaración. El mismo artículo señala
que "para principios del 1985 la mayoría de los estadounidenses con hemofilia
grave habían sido infectados con el virus del SIDA". !Despertad! del 22 de
octubre de 1990 actualiza esta información diciendo: "Los hemofílicos que en
su mayoría utilizan un agente coagulante extraído del plasma, para tratar su
enfermedad fueron diezmados. En los Estados Unidos entre el 60 y el 90 por
ciento de ellos contrajo el SIDA antes de que se implantara un procedimiento
médico para eliminar el VIH". De forma similar, La Atalaya del 15 de junio
de 1985, en un artículo titulado "Gran Bretaña, la sangre y el SIDA" comenta
en la página 30 que "alrededor de 70 millones de unidades de concentrado de
Factor VIII" fueron importadas de los Estados Unidos para tratar hemofílicos
de Gran Bretaña, y sigue diciendo, "parece que al importar este producto
sanguíneo el virus del SIDA fue transferido al suministro británico".
Mientras que contienen mucha alabanza del poder protector de las normas de
la organización sobre la sangre, hay algo que todos estos artículos dejan de
mostrar a sus lectores. Es el hecho de que aquellos hemofílicos infectados
se infectaron principalmente de una fuente de sangre que la Sociedad Watch
Tower había declarado oficialmente como permisible: el Factor VIII, que es
una preparación hemofílica extraída del plasma.17 Como ¡Despertad! del 22 de octubre de 1990 muestra, algunos casos de infección del SIDA se habían
producido a través de "transplantes de tejido" los cuales son declarados
como también "permisibles" por la organización.
Todo esto ilustra tanto la necedad, como lo completamente perjudicial que es,
el que una organización asuma tener la sabiduría y la autoridad divina, y
emprenda el desarrollo de un complicado conjunto de normas y de distinciones
técnicas, y luego las imponga como una norma moral obligatoria, decidiendo
por otros, en qué casos y en qué circunstancias un asunto puede estar dentro
o fuera del terreno de la conciencia personal.
El riesgo intrínseco o propio, tanto en una transfusión de sangre como de
componentes sanguíneos o fracciones, es real. Pero a la misma vez, también
es cierto que la gente puede morir en el quirófano debido a una hemorragia
grande. El uso de la sangre propia de uno, almacenada hasta el tiempo de la
intervención quirúrgica, lógicamente sería de interés para personas preocupadas en la posibilidad de contraer alguna infección
asociada con la sangre. No obstante, como se ha visto, la organización
asume la autoridad de declarar esto fuera del campo de la decisión personal,
prohibiendo incluso "la recogida de sangre durante la operación" (es decir,
durante la intervención quirúrgica, se recoge y es depositada en un
recipiente de plástico y más tarde se transfunde devolviéndola al cuerpo).18
Y el hecho es que muchos miles de personas están anuentes a renunciar al
derecho de tomar sus propias decisiones en asuntos tan críticos y decisivos,
y dejan que una organización decida por ellos, aún cuando a lo largo de su
historia muestra que no está dispuesta a reconocer su responsabilidad por el
daño que producen sus normativas. Ellos son alimentados, casi exclusivamente,
por aquellas declaraciones y experiencias que son solamente favorables, pero
muy raramente son informados de los factores negativos.
Considere solo un ejemplo, tomado de un artículo de la revista Discover
de agosto de 1988. Una mujer Testigo, a la edad de 42 años empezó a hacerse
una serie de operaciones para extraerse tumores de la vejiga, tumores que
ocurrían periódicamente a través de varios años. En la última vez esperó
demasiado tiempo antes de ir al médico de nuevo, estaba sufriendo hemorragias
fuertes y estaba gravemente anémica. Insistió en no recibir una transfusión
de sangre y su decisión fue respetada. Durante una semana los urólogos
intentaron sin éxito controlar la hemorragia. Su índice sanguíneo continuó
bajando. La doctora que escribió el artículo describe lo que sucedió:
Gradualmente, a medida que su índice sanguíneo
bajaba cada vez más, la Sra. Peyton se asfixiaba. Los órganos del cuerpo
necesitan cierta cantidad de oxígeno para funcionar. Este oxígeno es
transportado desde los pulmones al resto del cuerpo por las moléculas de
hemoglobina que están en los glóbulos rojos ... El equipo médico le puso a
la Sra. Peyton oxígeno adicional por medio de una mascarilla, hasta que
llegó virtualmente a respirar oxígeno puro (O2). Las pocas células rojas
que tenía estaban totalmente cargadas pero la cuestión era que no había
suficientes vehículos para llevar el combustible que su cuerpo necesitaba.
Su necesidad de aire aumentó. El ritmo respiratorio aumentaba Llegó a estar
cada vez más débil y final e inevitablemente, las fibras musculares de su
corazón mostraron su desesperada necesidad de oxígeno. Ella experimentó un
fortísimo y aplastante dolor de pecho.
La doctora que escribe el artículo comenta su impresión al llegar a la
habitación del paciente:
Al entrar a la habitación ... me sobrecogí al ver la escena que había delante
de mí. El centro de atención de todos era una mujer grande con una máscara
de oxígeno, luchando por encontrar aire, respirando tan rápido que parecía
humanamente imposible. En la cabecera de la cama había tres amigos, miembros
de su iglesia [Testigos] aleccionándole ... A su lado había varios médicos,
había uno controlando el descenso de su presión sanguínea y otro tratando de
obtener alguna sangre de una arteria. El fluido que llenaba lentamente la
jeringa tenía la consistencia del ponche Hawaiano. Las pruebas sobre el
mismo revelaron que tenía un recuento de glóbulos rojos de sólo 9 [cuando lo
normal habría sido de 40]. Colgando de la barra de la cama había una bolsa
con la orina que tenía un color cereza. La mujer se estaba muriendo. Los
trazos del cardiograma mostraban el sufrimiento del corazón por medio de
profundas bajadas. El daño que representaban, en cuestión de horas llegaría
a ser irreversible.
La mujer sufrió un paro cardíaco. El equipo de médicos y enfermeras
empezaron a hacerle la resucitación cardiopulmonar, le administraron
epinefrina y atropina, y después un chock eléctrico directo al corazón.
Este palpitaba frenéticamente v se paraba de nuevo. Se le practicó más
resucitación cardiopulmonar, sé le administró más epinefrina y atropina,
otro shock eléctrico, y más resucitación cardiopulmonar. Se continuó este
proceso durante una hora hasta que no hubo razón ni más esperanza para seguir
continuando. El paciente estaba fuera de cualquier posible recuperación.
La médico que describió esta escena no consideró a la mujer como si fuera
sólo una fanática. Ella escribió:
Se me dijo que era una mujer inteligente, que entendió totalmente las
implicaciones que envolvía su decisión. Pero, a mi parecer, su entendimiento
surgía de un punto de vista oscuro impuesto por su fe.19
Aquí había una mujer que tenía un problema que se le planteaba repetidamente
y que requería una intervención quirúrgica periódicamente. Conociendo de
antemano esta situación, el haber almacenado una cantidad de su propia sangre
le podría haber parecido un proceder sabio y seguro. Sin embargo, la ley
teocrática" hizo que desechara esta posibilidad. La obediencia a la "ley
teocrática" no le permitió hacer una elección personal en este asunto.
Si las normas de la organización tuvieran una base verdaderamente bíblica,
entonces cualquier sufrimiento que pudiera resultar de adherirse a éstas,
tales como el daño por posponer o evitar una intervención quirúrgica debido
a la preocupación o incertidumbre con relación a las cuestiones de la sangre, o hasta la pérdida misma de la vida a causa de sentirse
bajo la obligación divina de rehusar todos los componentes, excepto los
"permitidos" -todo podría ser visto como el sufrimiento al cual el siervo de
Dios debe encararse de buena gana.20 Muchos Testigos de Jehová son muy
sinceros al mantener los requisitos de su organización en este asunto.
Algunos incluso han visto morir a sus hijos como resultado de ello y sería
cruelmente injusto atribuirlo a una falta de amor paternal por su parte.
Ellos simplemente han aceptado que aunque complejos, o aún confusos los
requisitos y normas de la organización están basados en la Biblia y, por
consiguiente, ordenados por Dios. No obstante, pocas declaraciones han
estado más débilmente basadas que éstas.
Como se ha visto anteriormente, muchas de las razones de la Watch Tower se
concentran alrededor de los textos de las Escrituras Hebreas, mayormente de
las ordenanzas de la ley mosaica. Puesto que la Sociedad reconoce que los
cristianos no están bajo esa Ley, se cita con frecuencia el texto de Génesis
capitulo nueve, versículos del 1 al 7. Este dice:
Y Dios procedió a bendecir a Noé y a sus hijos y a
decirles: "Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra. Y un temor
a ustedes y un terror a ustedes continuarán sobre toda criatura viviente de
la tierra y sobre toda criatura volátil de los cielos, sobre todo lo que se
va moviendo sobre el suelo, y sobre todos los peces del mar. En mano de
ustedes ahora se han dado. Todo animal moviente que está vivo puede servirle
a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se
lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma, su sangre, no deben comer.
Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la
mano de toda criatura viviente la reclamaré, y de la mano del hombre, de la
mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera
que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia
sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre. Y en cuanto a ustedes
sean fructíferos y háganse muchos, hagan que la tierra enjambre de ustedes y
háganse muchos en ella.
Se afirma que, puesto que todos los humanos descendemos de Noé y sus hijos,
estos mandamientos aplican todavía a todas las personas. Se representa como
entendido que las ordenanzas sobre la sangre en la ley mosaica son simples
repeticiones de, o elaboraciones de, la ley básica establecida con
anterioridad y por tanto que está todavía en vigor. De otra forma, ya que
los cristianos no están bajo esa ley mosaica, no tendría sentido el que se
citaran los textos de ella como de importancia para la cuestión.21 Se
hace una aplicación eterna al decreto divino con relación a la sangre dicho
a Noé.
Si eso es así ¿no es cierto que debería ser igualmente aplicable el mandato
de "ser fructíferos y llenar la tierra" y de " hacer que la tierra enjambre
de ustedes y hacerse muchos sobre ella"? Y si es así ¿cómo es posible
justificar el que la Sociedad Watch Tower estimule no sólo la soltería, sino
de cierto modo el que no se tengan hijos entre los Testigos de Jehová
casados? Bajo el encabezamiento "Tener hijos hoy día" La Atalaya del 1 de
marzo de 1988 (página 21) dice que en vista del "tiempo limitado" que queda
para hacer que la obra de la predicación se lleve acabo, "Por eso, es
apropiado que los cristianos se pregunten qué efecto tendrá en su participación
en esa obra vital el que ellos se casen o, si están casados, el que tengan
hijos". El articulo reconoce que el tener hijos es parte del mandato que Dios
dio después del Diluvio, pero se dice en la página 26 que "Hoy día el tener
hijos no es una parte específica de la obra que Jehová ha encomendado a su
pueblo.... De modo que el asunto de tener hijos en este tiempo del fin es un
asunto personal que cada matrimonio debe decidir por sí mismo. Sin embargo,
puesto que 'el tiempo que queda está reducido,' las parejas casadas harían
bien en pesar cuidadosamente y con oración los puntos a favor y en contra de
tener hijos en estos tiempos". Si las palabras de Jehová a Noé con relación
a tener hijos y el 'enjambrar fructíferamente la tierra' pueden aparcarse a
un lado como algo que no aplica, ¿cómo se puede afirmar consistentemente que
sus palabras con relación a la sangre sí que están en vigor, y también
utilizarlas como base para justificar la aplicación de mandatos de la ley
mosaica con relación a la sangre, y decir también que estos están en vigor
para los cristianos hoy?
Más significativo, todavía, es que las palabras del Génesis son utilizadas
para decir algo que es muy diferente de lo que en realidad dicen. La lectura
del texto hace patente que Dios ahí habla de la sangre en conexión con el
matar animales y posteriormente con el matar humanos. En el caso de los
animales, su sangre era vertida para hacer un reconocimiento implícito de
que la vida que había sido sacrificada (para obtener alimento) era tomada
solamente por permiso divino, no por derecho natural. Con relación al hombre,
el derramar su sangre exigía la vida del que hacía tal derramamiento, puesto
que la vida humana es un don de Dios y El de ninguna manera ha autorizado al
hombre para que quite la vida humana cuando quiera.
La sangre derramada de animales y humanos matados, representa la vida que
ellos han perdido.22 Lo mismo es cierto con relación a los textos de la
ley mosaica que se citan regularmente, requiriendo que la sangre sea
"derramada. "En todos los casos, esto se refiere muy claramente a la sangre
de animales que han sido matados. La sangre representa la vida tomada, no
la vida que todavía está activa en la criatura.23
Las transfusiones de sangre, no obstante, no son el resultado de matar a animales o humanos; la
sangre proviene de un donante vivo que continúa vivo. En vez de representar
la muerte de alguien, tal sangre se emplea para un propósito totalmente
contrario, a saber, la conservación de la vida. Digo esto, no para declarar
a las transfusiones de sangre como una práctica deseable o con propiedades
incuestionables, sino simplemente para demostrar que no hay una conexión
real o parecido legítimo entre el mandato del Génesis con relación al matar
y después comerse la sangre del animal matado, y el uso de la sangre de una
transfusión. Simplemente no hay ninguna correspondencia verdadera.
En diciembre de 1981 un hombre que por entonces estudiaba con los Testigos de Jehová, escribió a la Sociedad Watch Tower comentando las dificultades que tenía para armonizar la normativa sobre las transfusiones de sangre, con los textos que se utilizan como base para la normativa. Su comentario de los textos muestra unas conclusiones parecidas a las que se han presentado:
Así estos pasajes mencionados arriba parece que me indican que las prohibiciones con relación a comer sangre en la Biblia, se refieren solamente a la situación en que el hombre mata a la víctima y entonces utiliza la sangre sin devolverla a Dios, el que es quien únicamente tiene el derecho de tomar la vida.
Sin embargo lo que especialmente me impresionó, fue la expresión que utilizó él al final de su carta:
Otro punto en relación con este mismo tema que me ha molestado, es que los Testigos de Jehová dicen que Dios prohibe comer sangre porque representa la vida, la cual es de gran valor a los ojos de Dios, y que él desea inculcar en el hombre el valor de la vida a través de la prohibición de comer sangre. Y esto me parece muy razonable. No obstante, no logro ver como el símbolo puede ser de más grande valor que la misma realidad que representa.
Admitiendo que, en la mayoría de los casos, las transfusiones de la sangre sean de poco valor o incluso dañinas, no obstante en un pequeño porcentaje de casos la sangre es el único medio posible de mantener la vida hasta que se puede utilizar otro tratamiento, como por ejemplo, una hemorragia interna masiva que no pueda ser detenida inmediatamente. Me parece que en este tipo de casos dejar que una persona muera por mantener el símbolo de la vida es una contradicción en sí misma así como el hecho de colocar más importancia sobre el símbolo que en la realidad que simboliza.
... Yo creo, y tan firmemente como lo hacen los Testigos de Jehová, que si se le presenta la situación de tener que hacerlo, un cristiano verdadero debe estar preparado para dar su vida por su fe en Dios. Pero dar la vida de uno cuando Dios en realidad no lo requiere o no lo desea, no me parece que sea de valor alguno.24
Finalmente, el utilizar las leyes que mandan que se derrame la sangre, como una base para condenar el almacenamiento de sangre es ignorar el propósito explícito de esas leyes. De acuerdo con el contexto, a los israelitas se
les mandó que derramaran la sangre de los animales sacrificados para asegurarse de que la sangre no se comiera, y no para asegurarse de que ésta
no se guardara. El almacenamiento simplemente no entraba en cuestión en el arreglo. Es ilógico y una pura manipulación de la evidencia, el emplear
tales leyes de la forma en que se hace, así como el imponer un significado que ni siquiera estaba envuelto ni se mencionó por asomo.
Estos puntos merecen ser pensados y que se medite en ellos seriamente, puesto que los cristianos no están bajo el código de la ley sino bajo la "ley real
del amor" y la "ley de la fe".25 ¿Es mostrar aprecio por el valor inapreciable
de la vida el administrar normas arbitrarias que dictan lo que se tiene que hacer en momentos cruciales? ¿Es una manifestación de amor a Dios o al prójimo
el hacer esto sin tener un mandato preciso de la Palabra de Dios para apoyar tal cosa?
Sin duda, el texto que utiliza la Watch Tower principalmente en su exposición es el de Hechos 15:28, 29. Estos versículos contienen la decisión de un
concilio reunido en Jerusalén e incluyen las palabras "que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de
fornicación". Más adelante, en este capítulo, se presentará la evidencia bíblica con relación a que esto no fue dicho como
una forma de declaración con implicaciones legales. Este asunto es de suma importancia puesto que es la base principal de la Sociedad para declarar que
las ordenanzas en la ley mosaica son transpolables al cristianismo. Aunque este punto se tratará más adelante, hay que decir que en la exhortación de
"abstenerse de sangre", la evidencia señala que se refiere al comer sangre. La Atalaya del 1 de noviembre de 1978 (página 23) de hecho, menciona al
catedrático Eduard Meyer diciendo que el significado de "sangre" en este texto era "el participar de sangre que fué prohibida a través de la ley
(Gén. 9:4) impuesta a Noé y por consiguiente a toda la humanidad". Tal "participar" era por medio de comer.26
Queda como cuestión principal, pues, si se puede demostrar que el transfundir la sangre es lo mismo que el "comer" sangre como afirma la Sociedad Watch
Tower. En realidad, no hay ninguna base sólida para hacer tal declaración. Por supuesto que hay métodos médicos de "alimentación intravenosa" por medio
de los cuales los líquidos especialmente preparados, conteniendo nutrientes, tales como la glucosa, son introducidos en las venas y proveen la nutrición
necesaria. No obstante, como reconocen las autoridades médicas, y como también ha reconocido a veces la Sociedad Watch Tower, una transfusión de
sangre no es alimentación intravenosa; de lo que se trata en realidad, es de un transplante (de un tejido fluido), no la infusión de un nutriente.27
En un transplante de riñón, el riñón no se come como un alimento por el cuerpo que lo recibe. El riñón permanece tal y como está, con su misma
forma y ejecutando sus mismas funciones.
Con la sangre pasa exactamente lo mismo. Cuando se "transplanta" en otro cuerpo no es comida como un alimento. La sangre permanece exactamente lo
mismo, como un tejido fluido, con la misma forma y función. Las células del cuerpo no pueden de ninguna manera utilizar la sangre trasplantada como si
fuera un alimento. Para servir como "alimento"' la sangre tendría que pasar por el sistema digestivo, ser disuelta en partículas de tal manera que las
células del cuerpo las pudieran absorber -y para lograr esto la sangre tendría que ser tomada literalmente como un
alimento cualquiera.28
Cuando los facultativos médicos creen que hay necesidad de una transfusión de sangre no es porque el paciente esté mal nutrido. En la mayoría de los
casos, es porque al paciente le falta, no nutrientes, sino oxígeno, y esto
es debido a la falta de transportadores para llevar el abastecimiento adecuado de oxígeno, es decir, de glóbulos rojos, que son las células
portadoras del oxígeno en la sangre. En algunos otros casos la sangre se administra debido a otros factores, como puede ser el necesitar agentes
coagulantes (tales como las plaquetas), inmunoglobulinas portadoras de anticuerpos, u otros elementos, pero al igual que los anteriores, estos no
se administran con el fin de proveer "nutrición".
Ante la evidencia de que una transfusión de sangre no es lo mismo que comerla, y que ésta no se utiliza para "nutrir" al cuerpo, la Sociedad Watch Tower se
esfuerza para tapar la evidencia que lo demuestra, por medios arbitrarios de ampliar el tema, haciendo esto por medio de juntar o hasta reemplazar el
término "nutrir", con la expresión "sostener la vida".29 Esta táctica de
desviación sólo sirve para confundir la cuestión en disputa. El nutrir el cuerpo por medio de comer, y el sustentar la vida, no son ideas equivalentes
o idénticas. El comer es sólo uno de los medios para sustentar la vida. Nosotros sustentamos la vida de muchas otras formas que son igualmente
vitales, tales como por medio de respirar aire, beber agua u otros líquidos, el mantener la temperatura del cuerpo dentro de los límites razonables que
éste requiere, o por medio de dormir y descansar. Cuando las Escrituras hacen referencia a la sangre, no lo hacen con referencia al aspecto tan
extenso como es el "sostener la vida" sino al acto específico de comer sangre y de una forma muy clara con referencia al comer la sangre de los animales
que son matados para alimento. Cuando un israelita comía carne que tenía sangre, él no dependía de la sangre para que ésta "sustentara" su vida, pues
la carne por sí sola cumpliría ese objetivo, con sangre o sin ella. El hecho de que su vida fuera o no "sustentada" por medio de comer sangre no tenía
nada que ver con la cuestión envuelta. En las leyes sobre la sangre era el acto de comer sangre lo que estaba prohibido, no los motivos ni las últimas
consecuencias de ese comer.
El embrollo del tema efectuado por la injustificable introducción del concepto "sostener la vida", le permite a la organización Watch Tower,
imponer sobre sus miembros la idea de que cualquiera que acepte una transfusión de sangre, muestra desdén por el rescate dador de vida llevado a cabo por el poder salvador de la sangre derramada en sacrificio por Cristo.
La duplicidad inherente en esta manera de razonar se ve por el hecho de que las fracciones de sangre que la organización Watch Tower permite aceptar a
sus miembros, son administradas a menudo precisamente para salvar o "sustentar" la vida de la persona, como en el caso del Factor VIII, administrado a los
hemofílicos, o el de las inmunoglobulinas, que se inyectan para protegerse en contra de ciertas enfermedades. que amenazan la vida o para prevenir la
muerte de un recién nacido debido a las incompatibilidades del Rh.30 Es
desamorado e injusto el impugnar la motivación de aquellos que buscan preservar su vida, o la vida de sus seres queridos, porque ellos no mantengan
ciertas regulaciones y prohibiciones provenientes de una organización religiosa, haciéndolo por medio de imputar a su motivación, una negación de la fe,
cuando simplemente no hay ninguna base válida, ni bíblica ni de ningún otro tipo, para hacer tal cosa. Constituye un intento de cargarlos con un sentido
de culpa, impuesto, no por normas divinas, sino por normas humanas.