ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS

La Salvación, su verdadero significado.

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"¡Señores! ¿qué debo yo hacer para ser salvo ?" A lo que ellos dijeron: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa".

(Hechos 16:30, 31 Versión Moderna)

Cierto hombre preguntó a Jesús: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. A pesar de que el punto en cuestión planteado no era cuánta dificultad implicaba conseguir la salvación, algunos grupos religiosos utilizan la respuesta que dió Jesús, para dar a entender que la salvación se consigue a fuerza de empeño y esfuerzo personal. Para ello, se recogen de las Escrituras, o se crean una serie de tareas y labores tediosas y de gran dificultad, haciendo creer a los simpatizantes que tales labores son las envueltas en el 'esfuerzo' que Jesús dijo, se tenían que realizar para 'entrar'.

¿QUÉ DEBO
HACER?

"¿Qué debo yo hacer para ser salvo?", fué la angustiosa pregunta que un carcelero hizo a los propios presos, después de ocurrir un terremoto que abrió todas las puertas de la cárcel.

Y es que por el ser humano siempre ha pululado la consciencia de ser frágil ante la vida, de necesitar salvación de algo o de alguien, de sentirse impotente ante una serie de factores fuera de él, que lo llevan irremisiblemente a la muerte, de tener que hacer algunos méritos ante ‘algo' o ante ‘alguien' para recibir dicha salvación. Por eso, ha buscado desesperadamente una liberación, aferrándose a personas, a objetos, a promesas.

Muchos movimientos religiosos han explotado estos miedos y necesidades humanas, estableciendo medios de salvación que atan a esa persona a organizaciones humanas, que establecen las pautas que la persona debe seguir para encontrar la salvación. Estos grupos, nos dan la solución a nuestra inquietud y desesperación, exigiendo algo a cambio, ya sea nuestro tiempo o nuestro dinero.

Otros, se han dedicado ha ayudar a las personas a que descubran en sí mismos, las formas y maneras de encontrar la liberación. Consideran que los temores y miedos son internos, y por tanto, todo es cuestión de reforzar la personalidad interior para enfrentarse a la vida. El hombre toma conciencia de sí mismo y se autoconvence que la vida es así, y que no puede hacer nada por cambiar el curso de ella.

Mientras unos juegan con nuestros miedos y otros nos hacen creer lo que no somos, nos enfrentamos a la cruda realidad de nuestra vida: el ciclo de nacer, crecer y morir, con la clara convicción de nuestra pequeñez, de nuestra futilidad, y de nuestro anhelo por querer romper la baraja, y jugar de forma diferente a como marcan las normas.

"SER SALVOS"

La palabra salvación significa “liberación de un peligro; prevención de la destrucción”. La verdadera salvación, pues, implica más que un estado de serenidad mental. Significa salvarse de la destrucción del inicuo sistema de cosas actual y, finalmente, de la muerte misma.

Para la persona que cree en Dios, es más fácil encontrar las razones de su estado, pues ya está inclinada sobre una lado de la cuestión, y desde esa perspectiva, las cosas tienen una lógica que racionalizamos. Comprendemos por qué ha sido creado el ser humano, por qué se encuentra en la situación actual, y cuales son los medios para encontrar la puerta de escape.

La Biblia da un breve bosquejo de todo esto en Romanos 8:19-21, diciendo:

19 Porque la expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel que la sujetó, sobre la base de la esperanza
21 de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

En estas palabras se resume el epílogo del hombre: está sujeto a futilidad. Todas sus acciones, sus reacciones, sus propósitos, sus esfuerzos..., están sujetos a la futilidad de no conseguir alargar su vida indefinidamente, o tan siquiera, tener éxito en su camino sin arrostrar el dolor y la tristeza de ver a su alrededor, la miseria, el dolor y la muerte.

¿Qué tengo que hacer para salvarme? preguntan algunos. ¿Existe algún medio de salvación de los seres humanos, o estamos irremisiblemente condenados al fracaso, a la frustración y a la muerte?

A aquél carcelero se le dijo: "Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa".

"CREE EN EL
SEÑOR JESÚS"

¿Qué se le quiso decir con aquellas palabras? ¿Qué implicaba, 'creer en el Señor Jesús'? ¿Era solamente una simple manifestación de su creencia en la persona de Jesucristo por parte del carcelero lo que le daría la salvación?

Tristemente, muchas organizaciones religiosas se han adueñado de estas palabras, y han dado una interpretación simplista a las mismas, haciendo creer a sus adeptos, que la mera profesión de fe en Cristo, es suficiente para ser salvos. Cierto tratado religioso afirma: "Hay una sola cosa que la persona tiene que hacer para llegar al cielo, a saber, aceptar a Jesucristo como su Salvador personal, entregarse a Él como Señor y Amo, y confesarlo abiertamente como tal, ante el mundo."

Basándose en ésta doctrina, muchos creen que el experimentar una repentina conversión emocional es lo único que se requiere para garantizarles la vida eterna. Y anotan en sus Agendas, la fecha en la que uno tuvo esa experiencia y fue "salvo".

Cierto clérigo dijo que en "el momento de poner simple fe en Cristo [...] queda fijado definitivamente el destino de uno." Aseveró que la Biblia señala que la salvación depende de un único e instantáneo "acto de fe, no de la continuidad de la fe". Otro autor religioso escribió: "Es una obra consumada. Se ha realizado ya para usted. [...] Su lucha ha concluido. Su iniquidad ha sido eliminada". Sin embargo, hasta los que viven muy convencidos de esta doctrina ven en ella una dificultad. Es obvio que un buen número de las personas a quienes se ha dicho que están "salvas" no viven conforme a las normas bíblicas más elementales.

Otras organizaciones religiosas, obvian estas palabras y establecen un conjunto de requisitos, normas y formas de proceder, que son elementos imprescindibles para que la persona reciba la salvación; es decir, alegan que es la persona, sometiéndose rigurosamente a esas normas, se hace acreedora de la salvación. Por supuesto, para recibirla, debe pertenecer ineludiblemente al grupo que la predica, pues de otra manera, Dios no verá con buenos ojos, las obras que uno realice, aunque sean iguales a las que realiza el adepto de otro grupo diferente.

En estos dos extremos, se mueven las opiniones religiosas, y a ellos se aferran millones de personas que basan su vida en dichas premisas, para determinar lo correcto e incorrecto en su vida, lo positivo o negativo de un proceder, una conducta, un modo de juzgar y un modo de amar.

Por eso, sabio sería de nuestra parte, determinar primeramente de qué se nos tiene que salvar, para, posteriormente indagar en los pasos que tenemos que dar, si es que tenemos que dar alguno, para hayar las claves de nuestra salvación.

Y en este punto, tenemos que destacar que la mayoría de los grupos religiosos predican un concepto de salvación diferente, no tanto en el concepto en sí, sino en las consecuencias y bendiciones que conlleva ser salvo.

Por ejemplo: los testigos de Jehová se han colocado en un extremo de la cuerda, definiendo la salvación del siguiente modo: "Ser conservado sano, o liberado, de algún peligro o alguna destrucción. Mediante su Hijo, Jehová proporciona a todo cristiano verdadero liberación del presente sistema de cosas inicuo, así como salvación de la esclavitud al pecado y la muerte. Para una gran muchedumbre de siervos fieles de Jehová que viven durante los "últimos días", la salvación incluirá el ser conservados con vida a través de la gran tribulación". (Salvación, p.340).

¿Por qué necesita el hombre ser salvado? Por que el hombre nace presa del pecado. Ellos definen el pecado de la siguiente manera: "Es cualquier cosa que no esté en armonía con la personalidad, las normas, los caminos y la voluntad de Dios, todo lo cual es santo... La Biblia distingue entre el pecado heredado y el pecado voluntarioso, entre un acto pecaminoso por el cual alguien se arrepiente y la práctica del pecado" (Razonamiento a partir de las Escrituras, pág.281, 282). El pecado, pues, es lo que te separa de Dios, y rompe tu comunión con El.

"Y SERÁS
SALVO"

Para ellos, "ser salvos" tiene que ver con el acto final por parte de Dios de proteger a la persona, trayéndola a la vida de nuevo el nuevo sistema de cosas, o impidiendo que esta muera en la venidera "gran tribulación" que se avecina.

Insisten en que la salvación se consigue por medio de "ejercer fe", pero ciertamente sus enseñanzas en realidad enfatizan tanto las obras que es el verdadero eje en el que gira la Sociedad. Ellos dicen que lo que se necesita para vivir para siempre es: "Tiene que tener fe en Jehová y en sus promesas... Tiene que confiar en Dios tal como un hijo o una hija confía en un padre amoroso y misericordioso... Sin embargo, se necesita mas que solamente fe. También es necesario que haya obras que demuestren lo que usted verdaderamente siente por Jehová" (Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra , pág. 250).

La única manera de hallar esta salvación es hacerse miembro de la "Organización visible de Jehová", es decir la Watchtower o "Atalaya", ya que fuera de ella, no hay salvación: "La religión correcta que queda es la de los Testigos de Jehová" (Atalaya p.412 1/7/1955). "¿Quienes forman el cuerpo o grupo de adoradores verdaderos hoy día? No vacilamos en decir que son los Testigos de Jehová" (Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra , pág. 190).

Esto les lleva a afirmar que no se puede garantizar la seguridad de la salvación, ya que para ello, has de permanecer fiel en la sociedad hasta el fin. No hay seguridad de salvación, sin embargo Cristo dijo: "El que cree en el Hijo TIENE vida eterna" Jn 3:36a.

Ellos, más que ser rescatados de su pecado y de su naturaleza pecaminosa que les incita a pecar, buscan ser "librados" de la responsabilidad del pecado, y por sus propios méritos pretenden vivir una vida que agrada a Dios.

Es en definitiva una religión donde el modo de salvarse es por las obras.

Otros grupos religiosos hablan de "salvación" y de "libertad" de la esclavitud del pecado, en el sentido de no estar reducido a pecar bajo el dominio de Satanás, sino que gracias a que el Espíritu Santo mora en uno, se tiene poder para vencer.

¿Qué dicen las Escrituras al respecto? ¿Que enseñaron Jesús y sus apóstoles acerca de este tema que en la actualidad ha llegado a ser trascendente?

¿Qué tengo que hacer?

Haciendo un breve repaso de la enseñanza de la salvación en el Nuevo Testamento, hemos de decir que sus autores estaban absolutamente convencidos de que Jesús de Nazaret llegó a ser la respuesta definitiva de las esperanzas de salvación delineadas en el Antiguo Testamento.

Esta convicción es expresada con toda claridad en las palabras que el anciano Simeón dirige al niño Jesús, cuando dijo:

"Ahora, Señor Soberano, estás dejando que tu esclavo vaya libre en paz, según tu declaración; porque mis ojos han visto tu medio de salvar que has alistado a la vista de todos los pueblos, una luz para remover de las naciones el velo, y una gloria de tu pueblo Israel". - Luc 2:29-32.

Jesús era el "medio" de salvación que Dios utilizaba en última instancia; es por eso que el Nuevo Testamento da el título de "Salvador" tanto al Padre (Lc 1:47; 1Tim 1:1; 2:3; 4:10; Tito 1:3; Judas 25.) como al Hijo. (Lc 2:11; Jn 4:42; Hch 5:31; 13:23; Efe 5:23; Flp 3:20; 2Tim 1:10; Tito 2:13; 2Pe 1:1, 11; 1Jn 4:14).

El elemento principal de esta salvación consiste en la "liberación del pecado" tal como lo reflejó Mateo 1:21, al decir: "Dará a luz un hijo, y tienes que ponerle por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". (Lc 1:77; 7:49; 1Tim 1:15.) pero esta liberación es descrita en otros pasajes como 'salvados mediante él de la ira' (Rom 5:9) 'salvado en el día del Señor', (1Cor 5:5) salvados de la "corrupción" y de la muerte. (Flp 1:28; Luc 6:9; 19:10; 2Cor 2:15; Snt 4:12; 5:20; 2Cor 7:10).

Los apóstoles y discípulos de Jesús, estuvieron siempre muy preocupados por conocer las fórmulas de salvación que Cristo enseñaba, y en varias ocasiones sacaron a colación el tema. En una ocasión preguntaron: "Señor, ¿son pocos los que se salvan?". Él les dijo: "Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar, pero no podrán." (Luc 13:23, 24).

La contestación de Jesús es sintomática de otros textos bíblicos: la salvación no es algo automático, que llega como un único acto de fe, que después no es indispensable para que siga motivándonos a obedecer. La salvación llega con ese acto, pero es obvio que debe persistir en la persona, que debe ser motor de acciones que acrediten a tal persona como digna de recibir la confirmación final. Cristo dijo: "Mas el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo." (Mat 10:22).

Es por eso que el propio Pablo dijo que 'aporreaba su cuerpo y lo conducía como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, él mismo no llegara a ser desaprobado de algún modo.' (1Cor 9:27.) Y asemeja el derrotero del cristiano a una carrera del siguiente modo:

24 "¿No saben ustedes que los corredores en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen.
25 Además, todo hombre que toma parte en una competencia ejerce autodominio en todas las cosas. Pues bien, ellos, por supuesto, lo hacen para obtener una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible.
26 Por lo tanto, la manera como estoy corriendo no es incierta; la manera como estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire." - 1 Corintios 9:24-26.

¿Qué hay de las declaraciones efectuadas por apóstoles y discípulos de Jesús en las que dan a entender que ya estaban salvos, o habían sido salvados? Estas declaraciones tienen que ser entendidas obligatoriamente en el contexto que hemos mencionado.

Y es que a muchos se les hace difícil entender que la salvación en el Nuevo Testamento es la vida por excelencia; ser salvado significa ser trasladado del reino de la muerte al de la vida, tal como enseñó Pablo en Efesios 2:5-8, al decir: "nos vivificó junto con el Cristo, aun cuando estábamos muertos en ofensas --por bondad inmerecida han sido salvados ustedes-- y nos levantó juntos y nos sentó juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús, a fin de que en los sistemas de cosas venideros se demostraran las riquezas sobrepujantes de su bondad inmerecida en su benevolencia para con nosotros en unión con Cristo Jesús. Por esta bondad inmerecida, en verdad, ustedes han sido salvados mediante fe; y esto no debido a ustedes: es dádiva de Dios."

Esta vida, es ya posesión nuestra. (Jn 5:24; 1Jn 3:14; Ro 6:4-11; 8:6; Col 3:3.) pero al mismo tiempo, el cristiano debe tener la esperanza de la vida eterna, (Ro 6:22; 2Cor 5:4; Tito 3:17.) La vida eterna es la continuación de la vida que el creyente posee en la tierra, empero la seguridad de ella lleva a que pueda también decirse que este don pertenece ya al creyente en este mundo. (Jn 3:36; 6:53; 1Jn 3:15; 5:13.)

La vida y la salvación son dones que se achacan por igual a Dios y a Jesucristo, y son dones gratuitos e inmerecidos para los seres humanos.

Las condiciones para alcanzar la salvación y la vida son:

  • Fe en Jesucristo.
  • Buenas obras.
  • Amor al prójimo.
  • Bautismo.
  • Comer de la carne y beber de la sangre de Jesús.

La persona que acepta a Jesús en su corazón "es salvo", es decir, está en una condición de salvo, pues en esa condición tiene la aprobación divina, y sabe con seguridad que estando en esa condición, tiene la salvación garantizada, nadie se la puede arrebatar. Con esa seguridad se mueve y actúa en su vida cotidiana.

Es habitual encontrar grupos religiosos que bajo estas premisas, y con objeto de controlar la vida de sus adeptos, se dediquen a enumerar una serie de requisitos que son necesarios para que una persona se "salve". Nada más lejos de nuestra intención al resumir estos requisitos en 5 actos concretos y definidos. Cada cristiano debe, desde su perspectiva de madurez y conocimiento, el poner límites ó extensión a tales requisitos de modo que sea la propia persona la que desarrolle y ejerza de manera libre, las formas y maneras de ejercer fe, de realizar buenas obras, de amar al prójimo, en una vida cristiana reflejada en el acto de bautismo y de comunión en Cristo Jesús. Todo lo demás, es dejar que secuestren nuestro legítimo derecho de ejercer el cristianismo de la manera que creamos más conveniente en libertad y amor.

Conclusiones

LA SALVACIÓN
ES UN REGALO

La salvación es un regalo, no un salario. Un regalo que Dios entrega de forma gratuita. Nadie puede ganarla haciendo tal o cual trabajo. Uno la recibe por el mero hecho de poner fe en el rescate sacrificatorio de Jesucristo. Pero no es algo que se alcanza automáticamente. Implica un "venir a Jesús", (Mt 11:28,29) un "seguir sus pasos con cuidado" (1Pe 3:21) tomando la mano de Él, y caminando junto a Él.

No escuchar la llamada de Jesús de ir a él, y caminar junto con él, es como si alguien nos hiciera un regalo, y nosotros con la seguridad de que es nuestro, lo apartáramos en un baúl, para no tocarlo más. El que nos hizo el regalo tal vez reaccionara ofreciéndoselo a otra persona.

Este regalo debe ser conservado, apreciado y puesto en el escaparate de nuestra vida. Nadie tiene derecho a establecer la intensidad de nuestra gratitud por ese regalo. Nadie tiene derecho a dar pautas, a establecer requisitos, a legislar en suma nuestra vida, como evidencia de que "somos salvos". Eso es asunto de cada uno, que debe sopesar sus formas de "aguantar hasta el fin".

©José Martín Pérez