Sorpresas del testigo de Jehová...


al leer correctamente sobre los desterrados en Babilonia en tiempos de Nabucodonosor


José Yosadit Von Goethe (Del blog "La fe no es razonable")



La Organización de los testigos de Jehová enseña, o así lo entiende el adepto, que el rey babilonio Nabucodonosor, al destruir Jerusalén en el año dieciocho/diecinueve de su reinado, se llevó cautiva a Babilonia, por setenta años, a la mayor parte de los habitantes de la ciudad. Si se le pregunta a cualquier testigo, sea simple publicador o anciano, que de cuántas personas se componía esa mayor parte de los habitantes de Jerusalén llevada al destierro en el año 18/19 de Nabucodonosor, automáticamente responderá que fueron miles, por supuesto, y que permanecieron desterrados setenta años en Babilonia.

A este respecto, las sorpresas le comienzan a llegar al testigo cuando se le señala el texto de Jeremías 52:29, donde lee que los judíos que Nabucodonosor se llevó al destierro en su año dieciocho fueron 832 almas. Este pasaje, a pesar de que el testigo lo habrá recorrido con la vista decenas de veces, aunque sin detenerse a pensar en su real significado, le causa de entrada un pequeño choque psicológico, pues hasta ahora lo había leído con la idea preconcebida de que los desterrados en ese concreto año fueron varios miles y en cambio, al leer a Jeremías, se encuentra con que tales desterrados no llegaron ni a mil.

Si a continuación se le señala el texto de Jeremías 52:28, podrá leer que “las personas a quienes Nabucodonosor se llevó al destierro en el año séptimo fueron tres mil veintitrés”. Aquí se lleva el testigo una segunda sorpresa, al constatar que en el año séptimo (que en otros pasajes se cita como el octavo) Nabucodonosor tomó prisioneros a casi cuatro veces más judíos que en el año dieciocho, cuando volvió para destruir la ciudad de Jerusalén y llevarse más cautivos. Es decir, que fue once años antes de la destrucción de Jerusalén cuando Nabucodonosor se llevó cautiva a la supuesta mayor parte de sus habitantes. A estas alturas el testigo descubre que: o bien la Organización le ha informado mal, o él mismo no ha entendido correctamente el número de los desterrados y ha dado por sentado que los cautivos en el año dieciocho de Nabucodonosor fueron miles, cuando en realidad fueron menos de mil. El libro segundo de los Reyes, capítulo 24 y versículo 14, indica que los desterrados en el año séptimo/octavo ascendieron a diez mil; pero, fueran tres mil o diez mil, lo cierto es que en el año 7/8 de Nabucodonosor supusieron una mayoría con respecto a los desterrados en el año 18/19 del monarca babilonio.

La tercera sorpresa le cae al testigo sincero como un cubo de agua helada. Preguntado que de dónde salen los setenta años del destierro en Babilonia de los judíos capturados en el año 18/19 de Nabucodonosor, cuando éste destruyó Jerusalén, el testigo responderá más o menos: “Lo dice Jeremías”. La mayoría de los testigos no son capaces de hallar uno solo de los textos en cuestión. Únicamente los más preparados abren la Biblia en Jeremías 29:10 y leen: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová: Conforme se cumplan setenta años en Babilonia, yo dirigiré mi atención a ustedes y ciertamente estableceré para con ustedes mi buena palabra, trayéndolos de vuelta a este lugar”. Así, el testigo entiende, porque se lo ha enseñado su Organización, que los judíos llevados al destierro en el año 18/19 de Nabucodonosor, o año de la destrucción de Jerusalén, permanecieron cautivos en Babilonia durante setenta años. El testigo interpreta Jeremías 29:10 así: “Conforme ustedes cumplan setenta años desterrados en Babilonia…” Estima que esos setenta años se cumplieron en el 537 a. E.C., dos años después de que Ciro el persa conquistara Babilonia. Dado que, según se le ha enseñado de Jeremías 29:10, esos judíos tomados en el año 18/19 de Nabucodonosor estuvieron 70 años desterrados, concluye que la destrucción de Jerusalén y la consiguiente captura de sus habitantes acaeció en 607 a.E.C.

No obstante, si juntamente con los textos del cautiverio judío del año 18/19 de Nabucodonosor se le muestran al testigo los textos del cautiverio del año 7/8 y se le pide que fríamente calcule los años de destierro de unos y otros, descubrirá que, si los judíos del año 18/19 estuvieron desterrados por 70 años, los tomados 11 años atrás, en el año 7/8 de Nabucodonosor, que fueron la mayoría, estuvieron en el destierro 70 años más 11, es decir, 81 años. Y si, teniendo en cuenta el razonamiento y el cómputo de la Organización, la liberación de todos los judíos cautivos aconteció en el 537, siendo el caso que una minoría fue supuestamente capturada en el 607, la mayoría de los cautivos habría sido deportada a Babilonia en el 618 a.E.C., lo que confirmaría 81 años de cautiverio, siempre desde el punto de vista de la Organización de los testigos. Pero Jeremías dice en el capítulo 25:11 que las naciones, entre ellas Judá, servirían al rey de Babilonia 70 años, no 81. Este cálculo imparcial, de que la mayoría de los judíos habría estado en el cautiverio babilonio 81 años, según se desprende de la cuenta de la Organización, inquieta seriamente al testigo.

Una cuarta sorpresa le aguarda al testigo cuando descubre que el texto de Jeremías 29:10 es parte de una carta que el profeta dirigió a los judíos desterrados en el año 7/8 de Nabucodonosor y no a los desterrados del año 18/19, cuando fue destruída Jerusalén. La carta a los desterrados del año 7/8 la escribió Jeremías debido a que algún profeta aseguraba que en dos años los desterrados estarían de vuelta en Jerusalén; y Jeremías les dice que eso no es cierto y anima a los desterrados a que se casen y tengan hijos en Babilonia, porque hasta que no se cumplan los setenta años no serán liberados. Los 70 años, de aplicar, aplicarían a los judíos que Nabucodonosor se llevó al destierro en el año 7/8 de su reinado y no a los que se llevó en el año 18/19, cuando, por la rebeldía de aquéllos, decidió quemar el Templo y las casas de Jerusalén. Por lo tanto, si, los 70 años aplican o da la aparente impresión de que aplican a los desterrados del año 7/8 y no a los desterrados en el año 18/19 de Nabucodonosor, queda manifiesta la incongruencia de la Organización, que afirma que los setenta años de Jeremías 29:10 aplican a los desterrados tras la quema de Jerusalén. Pero, dado que el texto precedente de Jeremías se refiere a los desterrados 11 años antes, y que éstos, ateniéndose a los cálculos de la Organización, permanecieron 81 años en el destierro, es decir, 70 más 11 años, se evidencia que la interpretación que la Organización de los testigos tiene sobre los setenta años no está ajustada a lo que indica la Biblia.

En resumen, el testigo de Jehová se sorprende al descubrir por la Biblia que: 1) Los judíos deportados por Nabucodonosor en su año 18/19, cuando destruyó Jerusalén, no fueron la mayoría de los habitantes de Jerusalén; Jeremías especifica que fueron solamente 832 almas. 2) Que los desterrados once años atrás, en el año 7/8 del reinado de Nabucodonosor, fueron, según Jeremías, 3.023 judíos, casi cuatro veces más que los desterrados en el año 18/19, aunque al texto de 2 Reyes 24:14 habla de diez mil desterrados. 3) Que si de los judíos tomados en el año 18/19 de Nabucodonosor se asegura que estuvieron 70 años en el destierro, según la Organización de los testigos, los tomados cautivos once años atrás se supone que estuvieron en el destierro 81 años. 4) Que el texto de Jeremías 29:10 sobre los setenta años es parte de una carta que el profeta escribió a los desterrados del año 7/8, no a los desterrados del año 18/19, y por tanto los setenta años, de aplicar, aplicarían a los judíos que fueron desterrados once años antes de la destrucción de Jerusalén; pero que, desde el punto de vista de la Organización, resulta que estos judíos del año 7/8 a quienes Jeremías les habló de 70 años habrían permanecido en el destierro 81 años y no 70. Y la próxima y lógica pregunta que el testigo investigador se hace es: ¿Se refieren a los judíos desterrados los 70 años de Jeremías o solamente aplican a Babilonia como imperio dominador?


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